Expresión Libre

domingo, 20 de marzo de 2016

Foto: Mary Mezeta

 


Dibujo: Luis Briones


 

Vengo del silencio - Alba Magariño Saynes




 

 
de los infinitos, los carcelarios

sonidos del silencio,

vengo del lugar más árido del mundo

de la llaga putrefacta de dios,

soy el escupitajo de dios,

vengo de su hijo ensangrentado,

de un tumba polvorienta

llena de flores secas que olvidaron cambiar,

vengo del hoyanco de aguas sucias

en el que todos caen irremediablemente

yo soy el hoyanco, soy la cuenca maloliente,

la herida abierta que todos observan

como si se tratara de una temida entrada a la muerte.

Vengo con las manos vacías, con el pecho vacío

con el ombligo cercenado,

vengo de mi madre muerta, de su piel purpúrea,

de su frente callada

de eso que se tiende como un trasto roto

en la mortaja.

Vengo del olvido total,

del fondo de la tierra,

plagada de sombras vengo,

vengo de un destierro

sin fin

y te miro…

Mi canto - Alex Matuz


 

 
 

Nací hija de tierra istmeña,

donde a la sombra de un roble durmió

mi nahual esperando

en la tierna olla de barro

que mi ombligo no vio danzar.

El sol arrulló mis entrañas

y sus brazos se hicieron cenizas

y en alianza con el viento,

el sol las ofrendó al mar.

Se hizo agua mi ombligo

y jugó entre cangrejos,

platicó con lirios,

y vio caer la tarde

y la mañana despertar,

zozobró entre peces

y danzó con mil tormentas.

Nací hija de tierra istmeña,

Crecí y me hice mar.



La mentira detrás de la palabra quizá - Cecilia Ibarra

 
 
 
 

Quise encontrarte en versos perdidos, huir de una realidad y

envolverme en una fantasía, quise encontrarte entre líneas de

un libro incierto pero lo cierto es que no pude encontrarte en

aquellos lugares, o es que… ¿Al ocaso de mi vida podre verte?

Sonó el teléfono no quería contestar más la intriga me carcomía

–Mamá tuvo problemas con el marcapasos, quiere verte.

-quiere verte, quiere verte- sonaban una y otra vez aquellas

palabras en mi mente, fue como si mis pies despertaran y

supieran hacia dónde dirigirse, pero antes de ello tome unas

cuantas hojas con versos mal redactados, no sabía que iba a

decirte pero una hoja lo haría. En el camino una margarita, como

tu nombre, se asomaba en el patio de la vecina, opté por tomarla,

quizá podría entregártela y la deposité en mi bolso. Mientras mi

corazón sonaba en mis oídos y mis pasos torpes apenas me hacían
andar ¡esta ventura gobernaba en mí! pero mis pensamientos


fueron interrumpidos por la algarabía que se desataba a

unas cuantas cuadras de mí. Asaltantes se encontraban en la

tienda de la cuadra, quisieron detenerlos pero nadie sabía que

estaban armados por lo que se escucharon los tiros invisibles…

y se tiño de negro mi mirar, efímero como un suspiro lleno de ti

mamá, como lo pensé esta tarde al ocaso de mi vida pude verte,

sosteniendo en mi pecho aquella flor con tu nombre y un verso

mal redactado –quizá te he olvidado, quizá mis ojos no te miran

como te miraban antes, pero lo que es cierto: es la mentira detrás

de la palabra quizá. Mujer, bañarte de hermosas palabras, pues

es lo que eres musa, delirio, cielo y también infierno, pero como

he de olvidarte, mujer, tierra fértil que de ti nací, amarte es lo

que deseo, te amo… mamá.

Mientras sostienes esta hoja en tus manos temblorosas,

una lágrima se asomaba en tus ojos y una margarita aún

llena de vida adorna tu habitación y te preparas para

darme el último adiós.

                                                                                    A ti mujer

Absurdos - Elena Aguilar




Te debo seis poemas, mil besos y un tequila. Y debo las noches que pasé

con él y cada cigarro consumido entre mis labios. Te debo un baile a las dos

de la mañana y la tela de algodón cayendo por mis pies. Te debo historias

sin explicación y experiencias sin reproches. Te debo una boda de kermesse

y mil disculpas. Te debo un crio de piel morena y una gata pelirroja. Te

debo todo el café del universo y las charlas del insomnio. Te debo aquella

noche de lluvia que quedamos atrapados en casa de no sé quién. Te debo

doscientos cuentos improvisados y un puño de besos en las costillas. Te

debo un tatuaje de mis labios y cuarenta escenas de celos. Quiero que te

cobres mi vida cada noche. Quiero que seas tú quien ajuste las cuentas que

el destino ha escrito en las plantas de mis pies. Que me escuches llorar

cuando muera mi perro y me lleves té a la bañera en una tarde sombría.

Quiero sentir tus arrugas en mis manos y recordar cada momento el primer

día que te vi. Quiero preguntar "¿qué es lo que dices?" cuando me fallen los

oídos. Quiero amarte hasta que los dioses sean capaces de crear un nuevo

sol. Quiero que este sea el último poema que te escriba, y la última noche

que te vea. Mientras tú me miras desde lejos con los ojos ahogados en ácido

y píldoras implosionando detrás de tu garganta, me tocas entre el aire de una

casa vacía sin razón aparente y no dices nada. No resucitas, no hasta que

caigan los planetas sobre el reino de Neptuno. Seis años han pasado y

seguimos tan absurdos como esto.




Otra maldita feminazi - Elizabeth Altamirano


 


Otra mujer asesinada, acosada, insultada; feliz día de la mujer. Llevaba

falda corta, fue violada y es su culpa; feliz día de la mujer. Exige sus

derechos y da su opinión, "cállate y hazme un sándwich"; feliz día de la

mujer. Chíflale, ¿volteó? Qué puta, ¿no volteó? Qué perra; feliz día de la

mujer. No andes sola, necesitas compañía masculina; feliz día de la mujer.


Que no queremos flores hoy, ni chocolates, ni abrazos ni palabras vacías.

Que ni siquiera queremos un día para celebrarnos. Que no somos débiles,

inútiles, objetos o tontas. Que somos mujeres, que somos personas, no solo

hoy, sino siempre.


Vahído de lo incierto - Ivonne Sáenz

 
 



Heme aquí, ya al final,

y todavía no sé qué cara le daré a la muerte.

Rosario Castellanos

Una ola que golpea el vórtice de mi destino

tormenta de arena en el augurio interminable del viento
No hay escape del deseo abismal

cuando mi cuerpo y la tierra unen sus polos:
Mi vida

Mi muerte

Un misterio que se vuelve intriga y

Amenaza con destruir el imperio

de mis recuerdos.

una energía que me absorbe el tiempo
en el camino hacia lo perecedero

Aun con estos años y esta piel caducada

vivo pensando en el idílico momento

que me convierta en olvido,

alguien sin sombra corriendo hacía el vacío,

para ser silencio en los ojos de las constelaciones.

Me intriga creer que algo más yace

después de la existencia

y que no podré salir de sus sombras

porque nado en el vientre de la arena inerte.

Karla Xiomara Moreno Vargas

                      1                 2
                                                S = ----      g    t
    2

 
 
 
Estoy ciega, no quiero ver

no puedo, que eres ajeno a todo

a mí, a ella



a esta tierra que te desea

estos pechos blancos sedientos

de tu mirada, tibia sin color

esa boca que cubre cualquier huella

de mi caminar
eres fuego de letras

caída libre en mis vellos amargos
por no tenerte

eres la luz que no veo

espectro

te persigo sin lograr nada

las estrellas no dicen nada

están mudas por no hablar de más

al verme losada
tacto roto y brisa coagulada

estupor y presagio

aceleración y muerte.


Mudanzas - Lizz Evans

 

Pareciera que la distancia modifica el sentimiento
disminuye el amor

las amistades perecen

los ánimos se vuelven altibajos

el tiempo corre más lento.
La percepción cambia

disfrutas la soledad y recorrer nuevos rumbos

pero es inevitable esa añoranza de imaginarte en esos rumbos

con alguien a tu lado...

Recuerdo estar en una esquina

fumando un cigarrillo y bebiendo mi café

teniendo un hermoso panorama de frente

viendo pasar la gente

y ese reflejo automático de voltear a mi alrededor

y sencillamente no ver a nadie.

No tener con quién conversar

con quién compartir tus miedos
ser consciente de los pesos que te quedan en los bolsillos


y sentir esa ansiedad queriendo apoderarse de ti.

Me aferro a mis sueños y deseos

lucho conmigo misma para mantenerme firme

para conservar la motivación

respira... respira...

Es inevitable tener esos lapsos de debilidad

lo importante es no perder de vista tu meta

no derrumbarte ante las primeras puertas que te cierran
seguir abriendo caminos

no dejar de avanzar.

Y así cada mañana, me digo a mi misma como una oración :

Es un nuevo día, un nuevo comienzo. Hay que chingarle para

cumplir tus sueños. Nadie dijo que fuera fácil.

El sentimiento - María del Rocío Aceves Montes

 

Es aquello que todos sentimos, pero nadie lo decimos.

¡Es aquello que vivimos!

Y en lo más profundo de nuestro ser concebimos

Así como la madre en sus entrañas gesta a aquel niño

En mi mente crece por ti este gran cariño.

No puedo apartar de mi memoria aquella vez que me miraste

Mucho menos la noche que me tocaste

Tus rudas manos se volvieron pétalos que se deslizaron
en mi cuerpo

Con gran delicadeza me otorgaste ese bello momento.

Sentí que todo mi cuerpo colapsaba

Mi vientre florecía mientras tú me besabas
Tus labios rosas saboreaban mi espalda

Y en medio de ese encuentro yo suspiraba.

Sublime el momento en que llego a mí este sentimiento

Dichosa la hora en que llegaste a este templo

Entraste en medio este humilde aposento

Opacando la soledad que me causaba tormento.
Mis neuronas respondieron a esa segregación

Y al ritmo de aquella coalición

Mi mente se llenó de esplendor.

La fijación de tu cuerpo sobre el mío

Esa sutil sensación de caer al vacío

Fue entonces cuando esa aceleración

Bloqueo nuestra mente y nuestra razón.

Mi corazón late y late de alegría

Yo sé que no fue un sueño lo que viví aquel día

Este sentimiento que llevo dentro

Te lo debo a ti mi querido compañero.

Egoísmo - Meow María

 
 
 
 
 
Las bocas, aún con toda su humedad se secan

Los ojos, aunque rutilan se los traga el tiempo

Si hay algo que nos oprime es la gravedad

Nos convierte en reptiles de sangre caliente

Devoramos corazones que aún palpitan

Una lengua amarga se queda en las papilas

El metal, la sangre, el jamón serrano

Todas saben a lo mismo
Escoger el egoísmo es la honestidad más humana

Es querer ser un pastor en arcadia

Sin tumbas que aparezcan en medio de los caminos

Meteré el índice en esa parte cruda que te queda

Saciaré la sed espesa en esa parte que me queda

Vaciar el recipiente siempre deja residuos

Desperdicios
Y no hay evolución que lo solucione


Ya que pocos se atreven a llenar de saliva el plato

A ensuciarse los dedos

A lamerse los dedos
La pena es el castigo

Por eso a la muerte la llamamos pronto

Mis elecciones me moldearon
Son las que sentencian

Son el juicio y el verdugo

Mi, mi, mi, mí

Sonata agridulce para no dormir

Lastimero placer

Todo lo que pueda ser mío

Quiero que sea mío

Todo tiene que ser mío

Incluso yo
Por sobre todas las cosas mía

Hay flores más bellas

Son las que terminan en los floreros.


El amante de la lluvia - Vanesa

Busco algo ahí en mi cielo oscuro

he estado sentada aquí en esta ciudad rota y muerta
he suspirado a los muertos y a los vivos que pasan en estas calles vacías


las vagas sombras de figuras humanas se van perdiendo una y otra vez

se acerca la tormenta

aquellos mordiscos de viento avisan tu llegada

comienzo a escuchar tu voz apagada y distante
no puedo dejar de observar aquel cielo que se convierte más turbulento


la lluvia por fin acaricia y llena a esta ciudad descompuesta.

Estoy llamándote.

mis gotas están acariciándote, y yo espero tu respuesta

entonces lo veo venir, el fin de la oscura noche

el fin de mi soledad

aquella curva con potencia dominando mi cielo

que va violándome

contaminándolo de ti.

Vas bailando entre mis gotas desnudas

vas marcándome de ti a cada respiro de luz que irradias,

arrancas en pedazos la tela de nubes de mi vestido

es un vals de nuestro encuentro

y vas quemando abriendo cualquier candado implantado en mi

te siento cada vez más cerca,

vas tocándome tomando el control

sedo ante ti,

la noche es iluminada por tus relámpagos y mi lluvia.

El Monje Tibetano - Cynthia Patricia Rodríguez Romero

 

La noche que murió Erioc, el cielo lloró. Él junto conmigo gemía de dolor. Fue tan repentina su partida, que no alcancé a despedirme, pero nuestro lazo era tan fuerte que pude sentir el desprendimiento de su alma.

La gente a lo lejos me veía como si fuese un extraño, porque nunca antes me habían visto temblar y tartamudear al hablar, mi cuerpo desfallecía y perdía luz. A lo lejos, vi la silueta de un anciano de barbas largas, su personalidad era notoria e imponente, su mirada era profunda, pero a pesar de ello reflejaba paz y ternura. Los niños como ángeles cantaban, mientras que los frailes y mujeres rezaban.

Para ser sincero, por unos momentos no supe nada de mí, el cansancio me venció y mis rodillas se doblaron. A decir verdad, ignoro cuánto tiempo pasó mientras entré en descanso, pero cuando desperté... estaba ese hombre junto a mí. Sí, estoy hablando de aquél anciano, al que todos llamaban con respeto "El monje Tibetano". Lentamente, con las palmas de sus manos acarició mi cabeza, besó mis rosadas mejillas y me dio a beber de su mágico licor.

Yo no sabía por qué lo hacía, si apenas lo había mirado un par de veces, meditando a la orilla de una vieja colina, justo enfrente de la montaña más alta del Asia.

Estar cerca de él era el acto más impresionante, porque ni siquiera sabía de qué hablarle, simplemente su compañía me tenía pasmado.

Después de unos segundos, el monje me dio la espalda y en otras lenguas comenzó a cantar; el sonido que producía su voz era tan hermoso, que los animales a lo lejos comenzaron a desfilar y llegar. Un águila tricolor, frondosa y preciosa se detuvo en su fuerte hombro, los felinos más temidos se arrodillado ante él, distintos tipos de aves gritaban de alegría, y todas las demás criaturas esperaban ansiosamente a que él las tocara.

Una vez más... Yo no sabía que hacer al tener frente a mí al maestro más grande de luz. Cuando por fin me decidí, pausadamente me acerqué a conversar con él, pero justo en el momento en que le iba a hablar, volteó y me dijo:
- Hijo mío, Isaías, el dolor es parte de la vida, es la enorme fuerza que nos permite respirar ante cualquier tempestad.

Con lágrimas en los ojos exhalé repetidas veces y pregunté al maestro:

- ¿Cómo se aprende a seguir, sin el aire que nos hace falta para vivir?

Con gran fuerza apretó mis manos y las puso encima de mi corazón, luego sonrió suavemente y me pidió que cerrara los ojos.

Estar junto a ese hombre era inexplicable; hablaba poco, pero transmitía fuerza, serenidad, paz, sabiduría y lograba que su alma y la mía tuvieran conexión.
Cuando cerré mis ojos, pasé a otro estado de concentración, nuevamente el monje me dio otra indicación.

- Isaías, a partir de este momento tu corazón hablará y tú tendrás que escucharlo, trayendo a tu mente aquella fuerte pena y todo lo que quema.

Lo hice, interioricé mi dolor, lloré por muchas horas al reconocer el enorme vacío que la partida de Erioc me dejó. Supe entonces, que me iba a ser mucha falta.

Después del desahogo, sentí un ligero jalón en mis hombros, y aunque quería terminar, el monje despacito me volvió a hablar.

- Ha llegado un regalo especial para ti, aquí están todas las criaturas, dispuestas a llevarse tus penas; la tristeza, la nostalgia, el dolor y perturbación ,entrégales todo.

Una fuerza misteriosa se apoderó de mí ser, mi alma me pedía a gritos paz y resignación.

No sé por cuántas horas medité, pero pude sentir como aminoraba mi pena y mi agonía poco a poco terminaba. Cuando pude calmarme, le pregunté al monje si podía abrir mis ojos porque sentía que me estaba quedando ciego, aunque una profunda paz me había llenado de gozo.

Él nunca contestó, todo en la habitación era silencio, fue como si despertara de un largo sueño. Cuando volteé a mí alrededor, yo estaba solo, pero vi una carta con mi nombre sobre la lámpara de un viejo buró. Al abrirla, vi que estaba vacía, pero al final tenía una nota que decía:


- Isaías, de hoy en adelante, tú serás el encargado de escribir tus propias líneas. "Ahora que has aprendido a desahogar tu corazón, tienes la enorme misión de llevar el mensaje a los demás".

Luego de vivir esa experiencia, mi vida cambió. Sobreviví a pesar de las pruebas, aprendí a ser fuerte como los felinos, a volar tan alto como las alto aves, a correr como los salta montes, y a conectar mi mente con el alma.

Al viejo monje Tibetano, jamás lo volví a ver por más que lo busqué.

Ahora sé que él vino a enseñarme todo y nunca se fue, se quedó vivo en cada latido de mi corazón y seguramente es una estrella que me bendice desde el cielo junto con Erioc, mi padre, mi amigo y mi gran amor.

Arañas - Sophie Smawley


 

 

 

Vine a calentar el aire

Dentro de una caja pequeña.

Olvido quien eres…

En un momento significaba
Espigas normales al suelo

Ésta nueva dimensión aislada inmovilizaba a fracciones de segundos el aire

Ya nada caía
Nada cae

Pero genera mucho

Anhelos figuran más roses de cabeza impacientes, porque no,
yo no se dé eso

Y el miedo

Si me detengo

La maté

No era mi intención, aun se movía

Se movía muerta

su bramido en el interior de mi garganta

Muerta seguía, hasta los hombros entumecidos del frio que


helaba sofocantemente desapareciendo pulmones y la poca

humanidad antes poseída
Olvidando recados y prioridades

¡A quien le importan!

El mundo tiene el mismo nombre

Se abría paso por los ojos

Crujía el cerebro fuertemente desde dentro por la acribillación

¡PATAS! ¡PATAS! ¡PATAS! VIVAS!

Tendencia al desgaste, compartido materia-vida

Que poca confianza cuando todo es hecho

por auto- convencimiento.

 

Silencio - Silvia Pelayo Santiago


Guardaré silencio si me lo pides

Para que tu voz pueda escuchar

Para que hagas maravilles y no olvides

A un alma que en silencio va a esperar.

Quiero que me hagas a tu antojo

Quiero sentirme obra tuya

Porque no quiero provocar tu enojo

Sino amarte en el silencio que me arrulla.

Tan capaz - Aftel Morales

 

Porque así es cuando el tiempo se detiene,
Cuando las cosas no parecen agradarte.
Cuando estás tan cansado de vivir
pero no tienes la iniciativa para la vida quitarte
Cuando te sientes tan patético queriendo llegar
a serlo realmente, y que el mundo también lo reconozca.
Cuando no te sientes capaz de hacer algo útil en tu vida.
¿Qué no te das cuenta?
Tan inseguro de hacer y ser como eres

Solo porque no quieres ver que tú eres quien el tiempo detiene.

Vianet Lagunes

 

Ve allá, donde no habitan los hombres a gritar tu desdicha

sin consuelo, sin veredicto

hasta que,

una gravedad amarga censure tu memoria

Y el aliento se debata contra el instinto

entre el cálido galope de la inmensidad

y una indolente superficie

Limbo en que el alma sin peso

se dispersa entre sombras

en su eco salado, absoluto

hasta que,

tu cuerpo se parta laxo

y macilento

ante la claridad

… no más… no más.

Eli- Ma. Guadalupe Bernal

 
 
 
 
Nadie la hace temblar

cuenta los barcos que pasan

Neruda la sulibeya.

Hesse la transformó.

El piano un remanso para su rutina.

Lectura sin discriminación.

No come nada en la calle.

Sigue el sabio consejo de su madre

ella un par parió:

Ángeles y Mares.

Hoy disfruta el Derecho.

Max compañía fiel.

Recita la luna de Lorca

Instruye a su sobrina.

De puebla a Coatzacoalcos

De Coatzacoalcos a Puebla

Periódicazos en vez de besos.

Eli en diminutivo me gusta

lunes, libros, labial, lírica…L

No - Isabel Carrillo

 
 
 

No me disculpo por ser… No me disculpo por no sonreír.

No me disculpo por llorar.

Me disculpo por hacerte creer que era feliz. Por no decirte la verdad.

No me disculpo por huir de ti. No me disculpo por ser cobarde.

Me disculpo por todas las máscaras que cubrieron mi desdicha.

Por fingir mi libertad siendo esclava de la mentira.

No me disculpo por sentirme así, por abandonar mis sueños en los pliegues de sábanas sucias.

Me disculpo por las palabras que dije, las que ahogaron los gritos de mi alma destrozada.

No me disculpo por esconderme entre pretextos irracionales, es el extraño escudo de mis enfermedades mentales.

Me disculpo por no dejarme encontrar, desnuda y sin prejuicios…

No me disculpo por ser, me disculpo por no haber sido…

Retornos- Mary Mezeta


 

"A fin de cuentas el presente

es más que una acumulación de pasados..."

     Esther Seligson
 


¿Recuerdas? Mamá solía decir que crecimos con el silencio compartido

que nuestros sueños serían esas motas amarillas

pegadas en el fondo de nuestras calcetas

que si de correr se tratará, debíamos hacerlo

con las piernas sangrantes de excitación
porque jamás aprendimos el buen uso de la palabra nunca

ya que el por siempre sería el principio de nuestra vida...