Te debo seis poemas, mil besos y un tequila. Y debo las noches que pasé
con él y cada cigarro consumido entre mis labios. Te debo un baile a las dos
de la mañana y la tela de algodón cayendo por mis pies. Te debo historias
sin explicación y experiencias sin reproches. Te debo una boda de kermesse
y mil disculpas. Te debo un crio de piel morena y una gata pelirroja. Te
debo todo el café del universo y las charlas del insomnio. Te debo aquella
noche de lluvia que quedamos atrapados en casa de no sé quién. Te debo
doscientos cuentos improvisados y un puño de besos en las costillas. Te
debo un tatuaje de mis labios y cuarenta escenas de celos. Quiero que te
cobres mi vida cada noche. Quiero que seas tú quien ajuste las cuentas que
el destino ha escrito en las plantas de mis pies. Que me escuches llorar
cuando muera mi perro y me lleves té a la bañera en una tarde sombría.
Quiero sentir tus arrugas en mis manos y recordar cada momento el primer
día que te vi. Quiero preguntar "¿qué es lo que dices?" cuando me fallen los
oídos. Quiero amarte hasta que los dioses sean capaces de crear un nuevo
sol. Quiero que este sea el último poema que te escriba, y la última noche
que te vea. Mientras tú me miras desde lejos con los ojos ahogados en ácido
y píldoras implosionando detrás de tu garganta, me tocas entre el aire de una
casa vacía sin razón aparente y no dices nada. No resucitas, no hasta que
caigan los planetas sobre el reino de Neptuno. Seis años han pasado y
seguimos tan absurdos como esto.
con él y cada cigarro consumido entre mis labios. Te debo un baile a las dos
de la mañana y la tela de algodón cayendo por mis pies. Te debo historias
sin explicación y experiencias sin reproches. Te debo una boda de kermesse
y mil disculpas. Te debo un crio de piel morena y una gata pelirroja. Te
debo todo el café del universo y las charlas del insomnio. Te debo aquella
noche de lluvia que quedamos atrapados en casa de no sé quién. Te debo
doscientos cuentos improvisados y un puño de besos en las costillas. Te
debo un tatuaje de mis labios y cuarenta escenas de celos. Quiero que te
cobres mi vida cada noche. Quiero que seas tú quien ajuste las cuentas que
el destino ha escrito en las plantas de mis pies. Que me escuches llorar
cuando muera mi perro y me lleves té a la bañera en una tarde sombría.
Quiero sentir tus arrugas en mis manos y recordar cada momento el primer
día que te vi. Quiero preguntar "¿qué es lo que dices?" cuando me fallen los
oídos. Quiero amarte hasta que los dioses sean capaces de crear un nuevo
sol. Quiero que este sea el último poema que te escriba, y la última noche
que te vea. Mientras tú me miras desde lejos con los ojos ahogados en ácido
y píldoras implosionando detrás de tu garganta, me tocas entre el aire de una
casa vacía sin razón aparente y no dices nada. No resucitas, no hasta que
caigan los planetas sobre el reino de Neptuno. Seis años han pasado y
seguimos tan absurdos como esto.
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