Expresión Libre
lunes, 7 de abril de 2014
Ella quiere ser obra de arte
Vocaur
Ella quiere ser obra de arte,
buscar entre las angustias de la noche,
entre las canas de enero
acallar la premura de lo inédito.
Desde la trepanación...
ella quiere ser música,
dormir bailando sobre sus rodillas.
Quiere ser grande...
crecer grande...
expandirse grande...
cumplir deseos como los besos dulces, tiernos y fugaces...
como los desiertos desmoronándose sobre el agua,
perdiéndose en el agua,
muriendo en el agua.
Quiere provocar al espejo;
jugarle las ideas en su cara,
jugarle con su juego.
Recorre la superficie de papel...
indomable lengua de dios,
perversa lengua de dios,
sibilante lengua de dios,
caprichosa,
circunferencia siempre,
cuadrado siempre,
triangulo siempre.
Ella quiere ser obra de arte.
estructura y equilibrio,
bestialidad ardiente,
araña succionando el continuum creador,
argumentando la totalidad del sueño,
agotando las linfas de mi cuerpo.
Ella quiere ser leída,
quiere ser su mundo para sí misma,
comprensible para su boca,
inagotable esfuerzo.
Ella no sabe que las cosas
son garabatos,
convenciones fraticidas,
manchas vaginales,
penes muertos.
Rendija
Alejandro Farías
Con la boca constipada
y el párpado atrincherado
muelleo entre tus cornisas de admirable esperanza,
apoltronado
en mullidos puertos y chimuelos descansos.
La sed es invariable
y la sal dispara galaxias de cartón
amontonando tus sonrisas en mi sombrero de copa
apocado en trigales plateados
en volutas de agua que danzan al compás
del sopor que sofoca
el sueño,
que se entrevera abismado
ante el no que se arroja al vacío
en monociclo de sal
en ventura de óxido
en pértiga de lengua
en volcadura de alacrán
en adoquín de cianuro
en telarañas prismáticas
en pasmosidad silbada.
La Sombra del Imperio
(Europa frente el Imperio Otomano
1453-1529)
Parte final
Joel
Eliasib López Velasco
Tomados los Balcanes, solo los reinos de Hungría, y el
Sacro Imperio Romano Germánico se interponían entre los otomanos y Roma. Aunque
estos últimos baluartes europeos hicieron frente a los avances otomanos,
especialmente el reino de Hungría, la victoria no había sido definitiva. En
Europa Occidental existía una situación muy tensa y un movimiento anti turco
surgió. Fue el rey de Francia Carlos VIII el que finalmente en el año de 1494
propuso una cruzada contra Estambul[1].
Los otomanos se prepararon para el ataque a su capital pero las huestes
cristianas jamás llegaron. Era claro que los europeos estaban tan ocupados en
sus querellas internas que no lograban formar un frente unido ante los
otomanos. Tras muchos acuerdos diplomáticos finalmente en el año de 1501, la
asediada Venecia logró una alianza cristiana con el Papado y el reino de
húngaro. En 1502 los ejércitos cristianos encontraron su primera victoria en la
isla de Leucas. Este aparente cambio de marea a favor de los reinos Europeos
duró muy poco pues el sultán Bayazid tomó el vital puerto veneciano de Durrës.
Para buena fortuna de Europa, los otomanos decidieron concentrar su atención en
el Levante, especialmente en las ricas provincias de Siria y el tesoro del Este
del Mediterráneo, Egipto. Esto le dio a los agobiados reinos europeos en
especial, Venecia y Hungría dos décadas de paz. Dicha paz terminó cuando el
nuevo sultán Suleyman I, llamado el Magnifico, reanudo sus campañas en
territorio europeo. El objetivo de las fuerzas otomanas era el reino de Hungría
y en especial la estratégica ciudad de Belgrado. La invasión otomana de los
territorios de Europa del Este se encontró finalmente ante dos rivales que tenían la capacidad y fuerza
para enfrentársele, el reino de Hungría y el Imperio de los Habsburgo. Sin
embargo, ambas potencias europeas atravesaban una terrible crisis que había
mermado su vitalidad y recursos para contender efectivamente con las huestes
turcas. Suleyman tomo la importante ciudad de Belgrado el 8 de agosto de 1521,
obteniendo una plaza importante en las profundidades de Europa del Este. El rey
de Hungría, Luis II, no pudo contener a las fuerzas otomanas debido a las querellas
internas en su reino. Los húngaros estaban enfrentados y divididos entre sí,
incapaces de hacerle frente a las bien organizadas fuerzas de Suleyman. Solo en
la Batalla de Mohacs, librada cinco años después de la caída de Belgrado,
Hungría fue capaz de organizar un ejército efectivo. Aun así, el ejército
húngaro sufrió una terrible derrota, una derrota que el reino de Hungría tuvo
que pagar a un gran precio. El gran sultán incorporó el sureste húngaro a su
imperio por un tiempo mientras los Habsburgo ocupaban lo que restaba
[1]
Imber Colin. El Imperio Otomano
(1300-1650). Barcelona: Vergara, 2004 p 56.
del reino. Parecía que la independencia
de Hungría llegaba a su fin. La situación en el Este europeo era precaria, sin
el reino húngaro que protegiera la entrada oriental de la Cristiandad, el
inmenso peso de la defensa caía sobre los hombros del Sacro Imperio Romano
Germánico. La situación no hubiera sido tan crítica si no fuera porque el
Imperio de los Habsburgo atravesaba un terrible conflicto religioso entre
católicos y protestantes. El Imperio, fragmentado y dividido, no estaba en la
mejor posición para presentar una oposición efectiva. Las tropas de
Suleyman penetraron el territorio de los
Habsburgo mientras los reinos germánicos parecían no poder contenerlos y mucho
menos expulsarlos. Para los alemanes
protestantes, la invasión de los turcos había sido permitida por Dios para
castigar los pecados de la Iglesia. Martin Lutero sostenía que los alemanes
tenían que reformar sus vidas y su Iglesia antes de poder enfrentar a los
turcos. Hasta que esto sucediera los alemanes serian capaces de vencer al
ejército infiel[1]. La crisis
para los Habsburgo llegó a su clímax
cuando el 27 de septiembre de 1529 las tropas otomanas sometían a sitio su
capital. Toda Europa tembló cuando las noticias del sitio se dieron a conocer.
Los reinos europeos alarmados ante la amenaza turca llamaron a reunir una
fuerza capaz de “arrojar de Grecia al demonio[2]”.
Pese a estas proclamas de guerra, estas no dejaban de ser palabras, pues no
lograban unirse para enfrentar al ejército otomano. El rey Francisco I en una
de sus cartas habló de reunir sus tropas y convencer a su “hermano, el rey de
Inglaterra” para ir juntos a la guerra en contra del turco[3].
El monarca francés estimaba reunir la nada desdeñable fuerza de 60,000 hombres
de guerra. Sin embargo, como condición Francisco I exigía que el Emperador
Carlos V le condonara parte de una deuda. El Emperador no aceptó la propuesta
del rey de Francia, pero planteo como solución que el Papa permitiera la
secularización de los bienes de la Iglesia. Una vez hecho esto se vendería al
mejor postor para así obtener los recursos para reclutar a un poderoso
ejército. Finalmente, quedó claro para los vieneses que dependía de ellos su
propia defensa pues las potencias extranjeras no lograban reunir un ejército de
defensa. Para los reinos cristianos parecía que la historia de Constantinopla
volvería a repetirse en Viena. La situación de la ciudad no era muy
prometedora, pues sus murallas estaban en ruinas, sus cañones no se equiparaban
a los otomanos y sus pozos y silos no estaban preparados para soportar un largo
sitio. Aun así Maximiliano el soberano de Austria, mando fabricar artillería y
fortificar los muros de la ciudad. Los cañones otomanos pondrían a prueba las
nuevas defensas de Viena. La ciudad no podía aceptar otro resultado que la
victoria, tenía que resistir la embestida de los turcos. Los ejércitos otomanos
mantuvieron el sitio hasta el 15 de octubre de 1529, cuando Suleyman el
Magnifico ordenó la retirada. Los defensores observaban, con una mezcla de
incredulidad y alegría, como se alejaban en silencio los ejércitos otomanos;
Viena había resistido, la sombra del Imperio retrocedía, por el momento.
Conclusión
Solo les tomó setenta y seis años a
los ejércitos otomanos avanzar de Constantinopla hasta las puertas de Viena. El
27 de septiembre de 1529 fue una fecha que puso a temblar a toda Europa, pues
la amenaza otomana había dejado de ser un lejano rumor, para convertirse en una
terrible realidad. La sombra del Imperio se había cernido sobre la última
fortaleza que protegía la puerta oriental de Europa. La toma de Constantinopla
y el sitio de Viena fueron dos acontecimientos que tienen puntos en común y me
atrevo a sostener que el segundo es consecuencia del primero. No pretendo que
este articulo sea visto como la verdad absoluta de los acontecimientos pero mis
investigaciones me han llevado a creer que la toma de Constantinopla le abrió
el camino a los ejércitos otomanos al punto más vulnerable de Europa, los
Balcanes. Abandonar a su suerte a la antigua capital del Imperio Romano del
Este fue un error estratégico de los europeos pues como dice el historiador
Colin Imber “dio al Imperio Otomano una capital en la confluencia de sus
territorios europeos como asiáticos[1]”.
Es cierto, que los ejércitos otomanos ya habían logrado algunas victorias en
los Balcanes, pero fue hasta después de la toma de Constantinopla cuando se
logró la conquista de los reinos balcánicos y finalmente el sitio de Viena. Los
europeos creyeron que la conquista de la
ciudad más rica de la Cristiandad satisfacería las ambiciones de los otomanos,
no pudieron haber estado más equivocados. Constantinopla sirvió para consolidar
el poder de los turcos y servir como
base para la expansión en Europa. Los
reinos cristianos divididos en sus querellas jamás pudieron presentar un frente
unido ante los otomanos. Tanto los bizantinos como los vieneses se vieron
obligados a defenderse por sí solos, las fuerzas prometidas por los reinos
cristianos jamás llegaron. Es verdad, los resultados de ambas batallas fueron
diferentes; mientras Constantinopla cayó, la ciudad de Viena sobrevivió el
asedio otomano. Para fortuna de Europa, Viena pudo repeler el ataque de
Suleyman el Magnifico y convertirse en el baluarte europeo frente a las
invasiones musulmanas. Sin embargo, la victoria vienesa no se debió a la
superioridad militar o estratégica europea sino algo más simple, los otomanos
se habían quedado sin recursos para continuar la guerra. No pretendo subestimar
la victoria de los vieneses sin embargo, la razón por la cual los otomanos no
pudieron tomar la ciudad fue por encontrarse lejos de sus bases de abasto. Es
cierto, en Viena se detuvo el avance musulmán pero no fue por la superioridad
militar europea, sencillamente los otomanos habían alcanzado su límite de
expansión. Estambul decidió poner fin a sus conquistas en el Occidente de
Europa por fines estratégicos ya que su imperio se extendía hasta Siria. Viena
solo marcó el final de la expansión otomana en Europa Occidental más no el
declive del Imperio. El fracaso en Viena afectó muy poco el poderío otomano en
Europa del Este y los Balcanes. Esto quedó claro con la incapacidad de las
fuerzas europeas de expulsar a los otomanos del continente. Gran parte del
territorio húngaro y toda la península balcánica formaría parte del Imperio
Otomano durante varios siglos.
Amilcar Meneses
Vagarporelmundo
armarundesmadre
metermealapolientr
araunpartidoperde
runconcursogastar
melabecacomprar
meuntítulopedirun
préstamofumarme
unchurrojalarperic
oembarazarunaqu
iceañerabienchich
onacontraerunviru
smutanteparaelqu
eyaexisteunavacu
naperoquenoseme
aplicóporquenovoy
alkinderninacídesp
uésdel2006tomaru
nbrandylanzarmea
ladiscocogerunput
opelearnelparquec
orrerdelatirameter
meaunacasatiraru
natelequitarunama
cacorreralacallesu
biraciaelpuentejun
tarlosextremostrag
armisalivamorderlo
sdientes:
Aúntengopciones
Tonatihu González
Se han secado las fuentes.
Y me materializo en la grava seca
Extraño la ligereza de la espuma.
Y cuan suave su caricia.
Y me materializo en la grava seca
Extraño la ligereza de la espuma.
Y cuan suave su caricia.
No escucho sus livianos ecos.
La facilidad de su sonrisa.
El ensayado grito que vertían.
Ya no veo las corrientes.
Fuertes, vitales, vaporadas.
Era su frío calor que mojaba.
Y aunque acuda a sus caudales
Se han vuelto hacia el cielo
Y en las nubes se marcharon.
Se han secado las fuentes
Y se agrava mi sed de Baco.
Y en el capullo del amor
Quiero marearlo.
La facilidad de su sonrisa.
El ensayado grito que vertían.
Ya no veo las corrientes.
Fuertes, vitales, vaporadas.
Era su frío calor que mojaba.
Y aunque acuda a sus caudales
Se han vuelto hacia el cielo
Y en las nubes se marcharon.
Se han secado las fuentes
Y se agrava mi sed de Baco.
Y en el capullo del amor
Quiero marearlo.
Un instante en una vida
Cesar Corona
Una vida
La segunda vuelta
Tres pibes
el cuarto en camino
Cinco meses van
Con seis sumamos ya
El séptimo de ambos
Ocho sillas
9pm
Los Diez quebrandatos
Su perdón
Un solo Dios
Ella y yo
Tres ganchitos
Adiós cuatro prendas
aún obscuras, apenas las cinco
60 kilos montados
Al final siete segundos que saben a eternidad
Ocho ojos fijos de gatos, prietos gatos
Termina el novenario
Ventana abierta diez vecinos.
El derrumbe
Engel Islas.
Posó las manos burdas sobre sus pechos y pensó que eran suaves pero groseros, enormes y sin sentido. No le importó mucho. Acarició su espalda y bajó un poco la cabeza, hacia su cuello. Él tembló un poco y ella, frágil y desquiciadamente sexy, aceleró su respiración mientras buscaba su boca. "Hay pequeños lujos que se sienten con las manos" Pensó.
En el comedor, con su charola y platillos preferidos, Víctor refrescaba su memoria y engullía con frenesí los alimentos. Frente a él, afuera, la ciudad enorme parecía una nube en el cielo y, los edificios, vistos desde ese quinto piso, eran una maravilla.
El elevador subió deprisa, las tripas se le encogieron cuando aquél se detuvo. "Piso 10" rezaba el letrero. Salió con paso lento, brincó la ventana y se quedó parado en el resquicio, a un paso del vacío. Pensó en toda su vida, en lo que fue de joven y lo que sería de su vejez si se quedaba.
Sentado, la pantalla iluminada y la música de Paganini de fondo, escribía: "La escritura, en estos tiempos, es como intentar suicidarse desde un quinto piso y no ser visto; morir y que las noticias no te nombren; anhelar ser conocido, ser escándalo. Pero escribir la realidad circundante es un verdadero reto. El ser objetivo, dejar detrás esas novelas rosas y esos mundos donde la fantasía es lo que predomina. La realidad como juego de la escritura, como un modo de saber que eres único y que hay algo más que importa, pues intentas, no conocerte a ti mismo en lo que los demás verán en ti, sino dar a conocer esa realidad cruda, como es, no como la intentas plasmar, porque hay algo que caracteriza estos tiempos: Si te escondes en una fantasía, en un mundo donde nadie entra, te golpearán hasta que salgas, y saldrás, pero casi muerto, con miedo" Termina, fuma un cigarrillo y, al final como dedicatoria: "Para K. N"
Laura miró en derredor, todo tranquilo. Las mesas comenzaron a moverse y bajo sus pies el piso comenzó a temblar. Se dio cuenta de que el edificio estaba por derrumbarse. Corrió hacia la ventana y miró, ahí estaba Don Max, serio y demacrado, en el resquicio de la ventana, sonreía. "El edificio se derrumba, baje de ahí Don Max". Entre el sonido de las alarmas y sus propios nervios escuchó las tenues palabras de él: "Hay pequeños lujos que sólo los viejos podemos darnos, el quitarse la vida es uno de ellos". Laura corrió por las escaleras, llegó al quinto piso y estaba cansada. En el lavadero, donde los del aseo lavan sus trapeadores, José y Rocío parecían uno sólo. "Siempre lo supe" pensó. "¡Vámonos!" Rocío la miró y pudo leer en sus ojos casi lo mismo que le dijo Don Max: "Hay pequeños lujos que sólo las mujeres cachondas podemos darnos, el follar con el gerente es una de ellas"
Se detuvo en el comedor, nadie. Miró mejor. Sentado, aún con su vaso de jugo y un plato de papaya con queso cotagge, Víctor disfrutaba de sus alimentos. Un pedazo de madera cayó sobre su plato, lo retiró y siguió comiendo. No quiso preguntarle nada, sabía lo que le diría. "Hay pequeños lujos que sólo los del aseo podemos darnos, el comer algo verdaderamente bueno es uno de ellos"
Terminó su cigarrillo y escribió: "Pienso que las cosas que nos pasan tienen un sentido exacto. Traicionamos nuestros ideales, no porque lo deseemos, sino porque otros, como huracanes, nos engullen en sus juegos. Somos humanos y por ende, tenemos errores". Miró el humo que aún quedaba en la estancia. Luego, por la ventana, vio como el edificio de Celulares Tapatíos se derrumbaba. Salió de casa, cerró la puerta y fue a ver. Por la banqueta, corriendo y gritando como loca, una mujer le golpeó la cara y le dijo: "Hay pequeños lujos que sólo las locas como yo podemos darnos, el golpear a cualquiera es una de ellas. Pero ver a gente morir por sus pequeños lujos, es para mí, un horroroso delirio"
TEMPUS VIATOR
Nancy Álvarez
Bajo la sombra esquiva de tus sueños,
plagado de almas ausentes del universo.
como una maraña de recuerdos,
vivo ymuerto en batallas,
viajero de los desiertos.
Caminante desterrado,
al mismo tiempo lánguido
trozo de tierra esparcido,
que polvo, arena disuelta
en un mar de idilios.
Navego en tus horas exahaustas,
penetro, cansado, al vaivén de tu Nilo.
Dame más de tu agua, bebe más mi río...
¡Llueveme! el aire ha dicho que llueve,
el vino vuelve a la uva y la uva al racimo...
yo vuelvo a nadie, a nada, al pasillo..
Soñé…
Carlos Islas
Soñé que jugábamos
a salvar el mundo,
a los policías y ladrones ,
y los segundos
siempre perdían,
que jugábamos
al doctor
y este nunca
se hacía rico
con los enfermos,
al abogado
y siempre defendía
la verdad
y ayudaba al pobre.
Soñé
que los que no tenían amor,
lo encontraban en ellos,
que los violentos dejaban
de sentirse amenazados
y entendían su por qué,
que los viciosos trocaban
su instinto por su inteligencia,
los que odiaban perdonaban,
iracundos
vueltos pacifistas,
envidiosos
dejaban de desear,
los ignorantes
nos transformábamos
en gente de conocimiento,
holgazanes en activos.
Pero sonó el despertador
y me di cuenta que sólo
era un sueño.
La neuromejora del amor
Vidal Uribe
Hay que saber cómo dejamos a nuestras novias
para ir al confín
de la tierra.
Hay que saber cuántas maneras
de seducción existen para
mantener el interés a distancia.
Como un oscuro talento.
Algo que no se aprende de la poesía ni del sexo.
Ni en el corazón.
Es saber recordar [recordarse]
recordando y utilizar mucha
adrenalina como un fuego eterno
quemándote la piel.
Recordar su rostro como una
burbuja impactada en la
necesidad verdadera de extrañar
a alguien.
Nos inyectamos tanta dopamina
para no olvidar la curva de sus
labios que podíamos ver como
nuestras almas tienen un límite en
el paraíso.
Hay que saber que nuestras
neuronas también se suicidan por
extrañar a alguien.
Mademoiselle ni siquiera importa
si no sabemos francés siempre y
cuando nuestros pensamientos se
besen cuando nos recordemos a
distancia.
La fábula del perro y el lobo
José Ildefonso Ruiz Esparza
En medio del bosque, meditaba un lobo la diferencia entre un lobo y un perro casero. El lobo decía para sí mismo: -Soy un lobo, imponente y fuerte cazador, mis aullidos son capaces de susurrarle a la luna, y mi jauría es más peligrosa que cualquier peste bíblica descrita. SOY GRANDE E IMPONENTE LOBO CAZADOR. Y el perro, el perro... solo mueve la cola cuando lo inunda la alegría de ver a su amo.... ¿qué tiene de importante tener un amo? Camina a su lado, y adopta humanos como manada. No caza, porque el gran humano le da de comer. ! Vaya holgazán ¡sería capaz de enfrentarme por defender a los que no son su raza. Perro traidor. Es tan parecido a su amo, que no entiendo por qué no regresa al bosque, aquí, sería el imponente perro cazador. El perro solo tiene amor, y perdió su manada por una familia. Yo soy el lobo, el gran e imponente lobo cazador. Solo necesito dominar mi manada, ser un líder impetuoso, y valiente. Al pasar los días, el lobo fue destronado por un lobo más joven y fuerte, mientras que al perro, le compraron una casa nueva, y le dieron un trozo de carne fresca.
El fondo de tu boca
Paola Llamas Dinero
cueva plagada de pájaros y plumas,
toco el fondo de tu boca que está inundada de palabras vivas
(Fellini-felino y el circo)
Tú y el cine,
ojo y la ventana de la habitación,
yo en la cama y los binoculares puestos.
Brama brutal bestia bregada y briosa,
animal gemido,
manos de olas en el interminable mar que se derrama,
no sé qué, no sé cómo,
toco el fondo de tu latido y el beso
llovizna, no llueve,
viento cachondo por la ventana,
baile de locos,
tú y el cine,
yo en la cama y el viento por la ventana.
Ser humano.
Frágil nombre de hombre-verbo-gerundio,
estoy contemplándote, verbo,
deshago mis ojos y formo pupilas marchitas para verte,
cae luz negra en tu luz,
deshago mis manos y formo tentáculos plateados para tocarte,
te contemplo verbo, no te toco.
estoy contemplándote, verbo,
deshago mis ojos y formo pupilas marchitas para verte,
cae luz negra en tu luz,
deshago mis manos y formo tentáculos plateados para tocarte,
te contemplo verbo, no te toco.
Brutal bestia,
de dónde has salido,
de dónde se formó tu carne divina
y tu alma de animal sagrado.
de dónde has salido,
de dónde se formó tu carne divina
y tu alma de animal sagrado.
Tú y el cine,
te observo, como observo a los pájaros en la calle,
como observarte desde una colina,
como observar el universo que te compone,
como ver circo, spaghetti y cine,
te observo felino desgarrado
desde la profundidad de mi no sé qué,
de mi no sé dónde;
desde mi ignorancia de tu origen,
en las clandestinas lecciones de cine,
de qué sé yo, de quién sé cuánto.
te observo, como observo a los pájaros en la calle,
como observarte desde una colina,
como observar el universo que te compone,
como ver circo, spaghetti y cine,
te observo felino desgarrado
desde la profundidad de mi no sé qué,
de mi no sé dónde;
desde mi ignorancia de tu origen,
en las clandestinas lecciones de cine,
de qué sé yo, de quién sé cuánto.
Toco el fondo de tu boca y es una lluvia de verano,
un palpitar, un esperar, chorro de luz neón en Tokio,
un húmedo beso, ruidoso,
llueve en tu boca,
llueve abismo de abismo de tu infinito,
vuelan los pájaros en parvadas en tu boca,
toco el palpitar en humo,
te contemplo.
un palpitar, un esperar, chorro de luz neón en Tokio,
un húmedo beso, ruidoso,
llueve en tu boca,
llueve abismo de abismo de tu infinito,
vuelan los pájaros en parvadas en tu boca,
toco el palpitar en humo,
te contemplo.
Entre tú y el cine hay todo,
entre yo y las palabras hay un hoyo profundísimo que te evoca,
entre las palabras y tú hay una caricia caliente,
un hoyo profundísimo, es decir todo,
es decir las palabras son una caricia caliente,
un viento cachondo,
una luz neón y un no sé qué y no sé cuánto;
no sé dónde,
pero toco tu boca mientras te contemplo
y hay pájaros y plumas,
hay palabra, tu verbo y llueve.
Vas siempre conmigo
Saturnino Ruiz Roque
Aun guardo en el recuerdo tu porte, tu figura, tu caminar sereno por la calle,
a tu encuentro salir quise en aquel instante arrebatado por tan fino encanto,
aquel vestido tan hermoso, color de jacarandas, mi corazón latía fuertemente
ganó la razón y te dejé pasar, y a la iglesia dirigí con más nostalgia ya mi paso.
Te vi doblar la esquina al templo con paso ligero y armonioso caminar el tuyo;
por hablar y escuchar de tus labios flor de cerezo y tu voz vibrantes melodías,
tan segura de ti misma, porque tanta tristeza al verte, cuanto hubiera dado yo
sentir tu presencia embriagándome, dicha paz e ilusiones tantas veces sentidas.
Ya de aquel lejano recuerdo, guarda mi corazón, tú ardiente lozanía a mis días,
mi mente borrar no puede tantas cosas sucedidas, aquellas miradas furtivas,
mi espíritu goza noche y día la vida larga y del amor cosas siempre tan breves.
Tus ojos siempre insondable abismo y que se ocultan tantas veces mis sentidos,
tu voz y cuerpo claro, tus ojos de ágatas, pregunto siempre a solitarios vientos
si me extrañas, si a ese caudal de vivos sentimientos en las noches me recuerdas.
Atrevida, audazmente, tu presencia aún me ha quemado las sangrantes heridas,
afuera llueve copiosamente, a pesar de sentirte tan cerca estás de mi tan lejana
y contemplo a través de mi amplia ventana del cristal, que empapa intensamente,
te recuerdo y siempre en estos días plomizos y lluviosos, vagan mis sentimientos
y la mirada fija al infinito, anclado y solitario en la soledad íntima de mi alcoba,
me preguntaré si valió la pena amarte tanto o ser correspondido eternamente.
El corazón sangra por un amor que cautiva y conmueve, hoy a las altas colinas
vuelve la vida, donde quiera que vayas, en dondequiera que estés, serás mi amada,
aun cuando por razón, nunca podamos por diversos motivos nuestras vidas unir.
He caminado por contemplar paisajes, siempre que llueve, de verdes tan diferentes
se visten y engalanan, planicies y valles, los impenetrables abismos, pastos pinta,
que por mí el haberte conocido y nuevamente visto ¡me basta para el amor sentir!
Un día en la escuela
Jesús Alfonso Silva Iñiguez
Un día en la escuela como cualquier otro decidimos ir a un bar para no dejar pasar el fin de semestre; no teníamos ninguna cosa por hacer con el fin del curso y el evidente desempleo que impera en los estudiantes de escuela pública. Pensamos rápidamente en los bares de la cercanía a la escuela pero decidimos ir un poco más lejos, una especie de despedida anticipada de la carrera. Llegamos al palacio lácteo donde conversamos de lo que esperábamos en un futuro cercano, la verdad es que los planes parecían buenos pero años después nos dimos cuenta de que las cosas pasarían de otra forma. Éramos un grupo pequeño de siete u ocho alumnos. Nos mirábamos y veíamos en los otros lo que queríamos ver. La verdad es que no éramos ni de lejos los mejores estudiantes universitarios y eso se debía en parte a que la escuela tenía un nivel muy bajo se encontraba entre las últimas a nivel nacional. Como era de esperarse el lugar de la reunión era una de esas casonas viejas del centro con una historia interesante. Todo remitía a otros tiempos. Pero eso era lo bueno del lugar porque de alguna forma nos sentíamos como personas fuera de época con nuestras vidas dedicadas a algo tan arcaico como la literatura. Ese día no sé porque razón decidí ir de traje a la escuela lo único que no usé fue la corbata por no contar con una. La velada pasó rápido sin sentirlo platicamos nos tomamos fotos todo lo que ameritaba la ocasión. Recuerdo que el novio de una de las compañeras llegó poco después de nosotros tras una llamada de mi amiga, él era un actor de teatro alternativo un buen tipo, siempre parecía estar analizando todo y esa no fue la excepción, notaba desde mucho antes que los demás que yo estaba interesado en una de las compañeras y que me ofrecería a pagar por lo que consumiera y así fue. Terminada la comida él se acercó muy discretamente a mí y me dijo:
- Toma tengo una ficha para el tren de sobra.
- Gracias – le dije y la guarde-.
- La vas a necesitar –dijo-
Yo noté que se daba cuenta de lo que ocurría que yo por quedar bien pagué la cuenta de mi amiga y que no me quedaba mucho dinero en la bolsa. Nos despedimos todos y caminamos hasta el tren yo me fui con la amiga en cuestión en el tren. Esa misma noche me le declaré. Como era de esperarse me dijo que no y me rogó que no la siguiera molestando con eso. Todo pasó en unas pocas horas pero no dejé nada a la suerte, parece que esa es mi forma de actuar, tomo decisiones impulsivas pero en este caso ameritaba la declaración pues la pospuse por muchos años. El resto de la carrera fue muy incómodo pues siempre me tocaba con la dichosa compañera en las clases por más que trataba de tomar las que ella no tomaría, creo que esa es una muestra clara de que no conocía lo suficiente a la chica y que la idea de andar con ella era sólo eso, una idea de las muchas que tuve durante mi época de estudiante.
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