Olvidarse de la odisea de ser.
Sucumbir ante la luz y caer en dispersión de silencios.
En fractura de reflejos
en bambolear de vértigo
encima de mí
en alaridos equidistantes
que pronuncian palabras destruidas
por ese vacío que es mi voz.
Ese que mide la soledad a medio sol
esa que se zambulle en el suelo
y pasa al piso de abajo.
Ese que flota sobre el infierno
que es uno mismo mordiéndose las ideas.
Los recuerdos y las vacilaciones.
Esas que construyeron murallas de insatisfacción.
Ejércitos que añoran desaparecer.
Sólo deseaba permanecer.
Sólo me tiré al desafío de crecer.
Solo me inundé en tu sombra.
En silogismos de tortura.
Que se encadenaron al cielo.
En estampida.
En retruécanos averiados.
En guaridas inexistentes.
En mi cuerpo borroso:
fuego que arde en la oscuridad.
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