Expresión Libre
viernes, 16 de octubre de 2015
Viuda / Juan Amador Gaya
Sin temblarle la mano vació el reloj de arena, lo llenó con sus cenizas. Pensó que así él seguiría ocupando todo su tiempo.
Él iba para allá, cuando ella para acá.
Cruzaron sus caminos, aunque no se encontraron se sonrieron a destiempo.
Imaginó ella que sus labios tenían sabor a alcohol, desde ese día no pudo estar sobria. Deambulaba por las nubes, gozando de una exquisita locura, recordaba cuando llenó con sus cenizas el reloj justo antes de cruzar su camino a destiempo.
No logró naufragar junto a él, se ahogó por separado.
Enviudó sin empacho.
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