Dejé que el marro entrara al corazón de la piedra,
Dejé que llegara a la parte más dura de la memoria.
Dejé de luchar contra la noche,
para que entrara la noche más oscura.
Dejé que me alcanzara el quebranto:
el camino del relámpago.
Dejé que un viajero errante empozara el alma.
Cenamos juntos; Habitamos la luz y el aire.
Dejé que me abarcara lo inconmovible:
Un ser lleno de luz.
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