No esperaba nada,
Absolutamente nada
En mi cabeza solo cabían la preocupación por no llegar tarde a la escuela,
las leyes de Newton que debía exponer
y la biografía de Heidegger que acababa de leer en la mañana, junto con
el café negro que aún saboreaba en el paladar,
No había nada más en mi mente
No contaba con ella
Ni con su mirada sonriente
Ni con la claridad de sus ojos abismales, que al mirarme,
me quitan la ropa
y el alma en suspiros
No esperaba verla
Y ahí estaba,
Como un otoño sin prisa,
con el tiempo en la bolsa,
caminaba lento
la cadera en zig-zag y los pies en el aire
Sus pasos eran plumas impulsadas por una brisa
que le acariciaba la nuca y el escote de la espalda.
Era como un diamante mirándome con provocación,
su textura era sensual
como ella misma,
el encanto de su sonrisa, su perfume, sus labios,
ojos y movimientos suaves llamativos,
provocaban en mi ser
un torbellino, que destruía la congruencia en mi mente
y en la de cualquier hombre.
Mujer pérfida y pura,
como la flor que brota de su vientre,
como el polen que derrocha sobre los pistilos
Ella
para ser bella y admirada
Ella
para ser simple
Ella
simplemente ella.
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