Soneto 98
Te amo, como la suave arena al mar, que están juntos
no como flor, que florece y marchita luego
o nieve en montañas si caen en largos inviernos
que acarician praderas y tierras, como el fuego.
Amo los vastos pinos, tu voz, caricia al viento
el infinito en colores, vasto juego, ¡en luces!
desbarata atardeceres, a tu pelo que siento
mi voz, es campana triste, que al alma conduces.
Sobre ti, olas cantan y se arrulla, ¡el agua pura!
que el ancho mar, cantando va, ¡hasta tus sentidos!y acarician tu cuerpo, que abrasa tu alba piel.
En torno a mí, me quedan, momentos de dulzura
me deja, solo un silencio, de días perdidos donde anclaron mis besos por tu boca, ¡dulce miel!
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