...Y un día
entendí que después de volar alto,
la caída no iba
a ser tan mala si me iba a recordar
lo que desde
hace mucho había olvidado;
si iban a
regresar los encuentros conmigo mismo,
el amor propio,
el acariciar mi alma día y noche
y reconocerme
fuerte y bella frente al espejo.
Sentí nudos en
la garganta
Tuve noches de
insomnio
Dolores de
cabeza
Una lluvia
interna...
Te confieso,
volví a sentir miedo,
pero ahora con
un sabor diferente:
Temblando pero
de pie
Llorando pero
con firmeza
Con una vista
nublada, pero sin perder el sentido.
Sabiendo hacia
dónde ir.
¡Desperté de la
pesadilla!
Descubrí que el
mal momento se iba a ir poco a poco,
pero que mi
voluntad se quedaba conmigo.
Que podía girar
el mundo y no pasaba nada si yo no quería.
¡Me levanté!
Aún con las alas
rotas, despegué del suelo
El cielo me
sonrió y fue mi testigo cuando lo acaricié.
Hola. Seras tu?
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