“Soneto” 12
Si a la luz de tus ojos, hay soles de universo
Y a tu cara angelical, toca una onda dorada
Y se estremece el cielo en tu cutis, joven, ¡terso!
El viento besa, ¡tu corazón al mío! ¡disperso!
¡Cuántas veces! contemplé en turbia soledad, ¡tu alma!
¡Tan distante y a la vez cercana con la mía!
¡Azotaste un mar rodante y yo la arena en calma!
Que bebí en tus virtudes, de mujer que dormía.
¡Oh amada mía a tu voz de angelical jilguero!
Escuché, tantas veces en sueño, ¡mi alma y mente!
Cada cosa, ¡que existe habla de ti y en mí aviva!
La llama de amor, que envuelve lo sutil, ¡austero!
Mi ser clama, ¡tu presencia apasionadamente!
Por eso, jamás te olvidaré, ¡mientras yo viva!
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