Alejandro Farías
Arrebolado
entumido
en bancos de niebla que flotan
como escurridos
manchas fugaces añorando la aurora
el frío despertar que cobija tus senos
la bruma indecible que separa nuestros cuerpos
deshilándolos
volviéndolos olas que se golpean en las rocas
desintegrándose
uniéndose a la arena de marfil
al viento que incólume vigila
la ensoñada calma
esa que anida en el molusco
en la sal que es llamarada
en cangrejos que sucumben
al sol que se zambulle
entre tu mirada y el cielo
portavoz de sortilegios
pescados en redes
de voces celestiales
de sirenas desvanecidas
que se anudan a tu paseo
a la contorsión fantasma
que se enreda en tus caderas
de agua violenta
de salmones que se escapan
rasgando la piel del mar
suspendiendo el silencio
atrincherando al tiempo
devorando el aire…
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