Daniel Zazueta
A veces me pregunto sobre qué se
sentiría ser un escritor, despertar beber café –tal vez ahí radica la fuente de
inspiración- , leer un poco y cuando llega el momento sentarte a escribir algo
que no sabes cómo acabará. Vivir la libertad de poder tener un momento para ti,
salir de este mundo y ser lo suficientemente egoísta para imaginar y crear otro
mundo, una realidad diferente a la que vives pero diseñando un mundo perfecto,
donde escribirás y ejecutaras las acciones de otras personas o tuyas.
Puede que tal vez no sea así, que lo que
escribí es como quisiera que fuera la vida del escritor, y quisiera tenerla. Lo
que no puedo negar es que sería la actividad más gratificante por el hecho de
tener un momento con calma para pensar, reflexionar y salir del mundo, son muy
pocos los que pueden hacerlo, no por no quererlo si no falta de tiempo, temor.
Escribir puede convertirse en una actividad peligrosa que no sabes donde tú
como escritor acabarás, en cómo cambiaras de la primera página a la última página.
También conocer la frustración de nunca
estar satisfecho y dudar de lo que haces, y estar predispuesto al cambio, apostar tu
vida por unas páginas en un libro, una revista, ponerte en el centro de la
guerra y estar preparado para recibir las críticas.
Saber que eres solamente un soñador, que
comparte el mismo sueño junto con otros soñadores.
También está la dualidad de leer y ser
escritor, los lectores son los que también dan vida a los personajes escritos, los
que no dejan que muera la palabra escrita, los que no dejan que los personajes
y sus historias mueran, me inspira el capitán Montag quién dejo su vida por
convertirse en un libro junto con otros lectores soñadores que no dejaron que
murieran los libros que le dieron sentido a sus vidas.
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