Se burló de cuantos pudo, porque era ese su placer
Se perdió en un susurro, ¿qué más podría el hacer?
Dicen que no se ha ido, que se olvidó de sí mismo
para conservar aquello que prohíbe el abismo.
Mientras tú tal vez disfrutas de lo sobrenatural
aquellos que tú abandonas ya no se pueden quejar
el final escurridizo no les quiere abandonar.
Su habitación rodeada de cargadores de lágrimas
por fuera cantos temerosos siempre peculiares
Gritos o prefieres lamentos, son las variedades
Y por dentro ¿qué? Una traviesa alma
Jugando a las muñecas con los inocentes
se dirige a quienes estén presentes
Y que han perdido su propia calma.
Una sonrisa pintada, en la cara de quien lo ve
Se fue con una carcajada, no podía ser al revés
No quería ver, que hora era ya lo esperaban afuera
Tenía que llegar pronto le esperaba una dama
La que de tomar por igual tenía fama,
¿Y porque no sería antes si no hasta que yo muera?
Una Pregunta hilarante, para alguien tan fría
causó gracia, pero para no demorarse decía
que acostumbraba acertar cuando más doliera.
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