Encontrarle
el sentido al día
a la calle deshabitada
a la esquina que se duerme
en cada vagón,
es como surcar el silencio
y oxidarlo
reconocerlo
abrazarlo
sostenerlo
para luego clavarle
el cuchillo en el cuello
y desarmarlo
deshacerlo
en papeles que me mienten
en demonios que se escabullen
entre tu voz y la mía
entre el faro y el tiempo
que es agua incontenible
marea de insomnio
pesadilla en la niebla
palabra tuerta
boca sesgada
que aúlla como el fuego
que crepita por dentro
incontrolable,
en esta noche.
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