Entre peces
entre el acuario
entre el zoológico
entre una visita inesperada…
encontré una sirenita
¡Oh! sirenita, sirenita
sus largos cabellos quemaban como el transcurso de Helios
y sus ojos: de duraznos en almíbar.
Se acercó y apoyo sus senos en el vidrio mientras que
[suspezones se expandían como tinta china.
¡Una posesión! estaba implícito en la desesperación
[de su movimiento ondulante;
pensé en López Velarde y sus hormigas voraces.
De su misteriosa boca pronunció: Ulises, acércate
¡Oh! sirenita, sirenita
quise penetrarla y no tenía pies
quise besarla pero el vidrio y la realidad me lo
[impedían
quise mirarla y solo puede enamorarme de sus ojos de
[duraznos en almíbar.
Entre un eco muerto,
entre unos oídos sangrando,
entre perdido en el mar Egeo,
entre un sonido desesperante,
encontré una sirenita…
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