El
incomprendido será acogido por el último desacuerdo que tuvo. Habrá delirado
suficiente para imaginarlo como un presente y sentirse feliz por ello. Quien lo
comprende, pensará que está loco, que no hay de qué alegrarse que emite
palabras hacia él mismo y la condescendencia le enmudece. Enfurece quien no lo
comprende, porque, sin saberlo, domina el mundo que él construye para evitar
aquello que lo detiene sin saber que existe. Un poco de ironía no es poesía,
aunque pongas efusividad en el final. Me dices eso
para que deje de hablar, en silencio brotan más ideas provienen de heridas
abiertas de cosas que intentaba olvidar, pero ahora que has enmudecido y me has
visto terminar te has convertido en el último escrito que no voy a tener deseos
de explicar. Un sujeto avieso por escribir me habría motivado al punto que mis
propias palabras me hubieran condenado. Mira la ironía, de este delirio ha
surgido tanta cordura que podría ser un poema con un poco de amargura. Dime
porqué está mal, dime qué es irreal, incapaz de verse más allá porque es sólo
lo ideal, quisiera entonces alimentaras mis voces con peticiones atroces que
hago en voz baja letra por letra sigue esto que no se consigue tan fácil como
se piensa, porque de nada sirve a quien lo escribe si nadie lo recibe, si lo
recibe y lo conserva entonces mudo te reservas los ilustres lastres que eran
borradores de cuaderno. Pero si lo rechaza puedes imaginar que pasa cuando un
día desinspirado te puso a escribir la realidad que te dijo que ya no podías
hacerlo nunca más.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario