con el flujo del vuelo
desdecir los presagios
y empatar con tu cuerpo:
que es el pulso del mundo
el baile en el andén,
del puerto.
Ser uno
con tu voz de helecho:
palpitación en el sueño
que nos habla
con las olas
de la cadencia
del cuerpo
nocturno.
Ser uno
a la tierra
donde repta tu silencio
de abrevadero infinito.
Ser uno
dentro del volcán indómito
que es marea que leva
y baja el ancla
al suelo de musgo
que es el
aire
que crea
tu mirada.
Ser uno
con el sonido
que emite la vida
cuando tú caminas…
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