Expresión Libre
viernes, 13 de septiembre de 2013
miércoles, 11 de septiembre de 2013
martes, 10 de septiembre de 2013
FUJIYAMA
Vocaur
¿Cómo saber si eres tú
o la mañana fresca y
límpida de agosto
lo que mi boca muerde hasta el agotamiento
y me hace sangrar los
labios...?
Ayer viajabas de incógnito.
Te revelaste flor entre
vientos,
ofreciendo tu indiferencia a mi frágil voluntad,
a mi desatino de amor,
a mi estupor de idiota renombrado...
Te revelaste blanca entre las blancas cumbres del Fujiyama,
girando caprichosa desde el oído derecho de la hermosura
hasta la oreja izquierda de la locura.
Te revelaste...
y yo patético te abrasé, te adoré... te idolatré...
soy pusilánime lo sé...
y si te soy sincero,
no sé distinguir entre la mañana fresca y límpida de Agosto
y las notas de un sax melancólico.
CUANDO ME FUI.
Rocío Romero Méndez.
El amor ahuyenta el miedo y,
recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa;
también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y
sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del
hombre la humanidad misma.
Aldous Huxley
Mucho antes de irme del pueblo,
una noche cualquiera, nos encontrábamos recostados en la cama de mi habitación
cobijados bajo la misma manta de algodón mientras una tenue luz entraba desde
la ventana.
Viéndonos frente a frente fui la
primera en hablar y le dije que era imposible que fuese conmigo ésta vez. Para
que no sufriera comencé a explicarle que no quería que fuéramos juntos a la
ciudad porque de ser así no podría hacer
todas las cosas que había planeado y mucho menos conseguir todo lo que yo
quería para mi futuro así que lo mejor para ambos sería que él se quedara con
todos los demás en el pueblo ya que de cualquier manera no me haría falta.
Cuando termine de hablar no dijo
ni una sola palabra, solo se quedo mirándome con los brazos cruzados sobre su
pecho tratando de comprender la situación pero se notaba que estaba herido y
después de un instante en silencio, salió por la ventana con el viento y por
semanas no volví a sentirlo ni a verlo.
Paso un mes y llegó el día de mi
partida. Me sentí feliz de dejarlo atrás, al fin era libre, capaz de hacerlo
todo, sentí que era indestructible y cuando recién llegué a mi destino comencé
por hacer lo necesario para llevar a cabo mis planes sin detenerme a extrañarlo
ni a pensar para nada en aquella noche en la que lo vi por última vez.
El tiempo transcurrió como de
costumbre y no supe nada de él por meses, incluso creí ingenuamente que no
volvería jamás hasta que un día, mientras me encontraba perdida en algún lugar
desconocido, note su peculiar aroma e inmediatamente un escalofrío recorrió por
completo mi cuerpo. Mire alrededor tratando de buscar su figura entre la gente
que transitaba por la ruidosa calle pero no había señales de él por ninguna
parte.
Rápidamente comencé a avanzar
intentando buscar un sitio seguro donde esconderme pero era demasiado tarde, me
había encontrado sin esfuerzo alguno a pesar de que jamás le dije a donde iría.
Antes de que pudiera reaccionar me ataco de frente tomándome por la muñeca y me
arrastro hasta un sitio apartado del bullicio en donde nadie pudiera vernos.
A pesar de mis intentos por
soltarme no pude hacerlo, quise pedir ayuda pero parecía que mi boca no emitía
sonido alguno, quise correr pero no podía moverme y fue así como el miedo
volvió a mí luego de tanto esfuerzo por dejarlo atrás, luego de tanto empeño
por comenzar una vida nueva ya sin él, ahora me había vuelto a poseer y no
dejaba que me moviera.
Mi miedo me congelo, vendando mis ojos y mi
boca, llenando mi cerebro con temor por las cosas que aun no sucedían, dándome
inseguridad, aprisionándome dentro de un mundo relativamente seguro pero muy
pequeño y vacío, predecible, confortable pero lleno de temores.
Comencé por gritar y pedir
ayuda. Al principio la mayoría de las personas solo me miraron sin hacer nada
pero al cabo de un rato salió de entre la multitud de curiosos alguien que
llegó a mi rescate. A pesar de eso todavía faltaba la parte más difícil,
aprender a enfrentarme al miedo yo sola, con mis propias armas, con mis propios
métodos, con mi propia fuerza y fue lo que más trabajo me costó, es lo que más
trabajo me cuesta hasta la fecha.
Hay días que al caminar por la
calle o cuando tengo que tomar alguna decisión se aparece. A veces lo veo,
otras veces solo siento su presencia pero intento ignorarlo. Odia que yo haga
eso, pero tengo que aceptar que en ocasiones intento hacerle caso sobre todo
porque sé que hay cosas de las que me previene.
Aprendí a vivir con él, siempre
va detrás de mí caminando precavido pero ya no intenta detenerme mientras
avanzó, mucho menos controlar mi vida. De cuando en cuando me detiene pero
también de cuando en cuando lo venzo y sigo igual que siempre. Es parte de mi
vida y no puedo dejarlo ir, pero es seguro que tengo que superarlo a la hora de
reaccionar para que no me inmovilice, para que no me convierta en un ser
temeroso de vivir.
Carboncillo sobre papel
Engel Islas
El
negro rondó mi cabeza muchas noches, como pesadilla, como cortina de funeraria.
Me dije que no era malo, nada malo. Miré venir, del techo de mi cuarto, una
negrura de muerte, de cementerio a media noche, y temí. Lloré lágrimas negras
como carbón extraído de alguna mina colombiana. ¿Quién teme a la noche? ¿Quién?
Madre me dijo, alguna vez, que la
tumba era de carboncillo. Que un pintor desconocido dibujaba, con eso, con mi
muerte, con la de ella, un destino jamás trazado o imaginado. Y cuando murió mi
abuelo imaginé su cara negra, sus arrugas frías dibujadas en papel blanco,
blanquísimo, con pequeños trazos oscuros, temibles. Luego, cuando mi padre tocó
la caja de madera con su espalda y su cuerpo frío fue para mí un objeto, le
miré como una fotografía, gris, desprotegida y a la intemperie, esperando ser
destrozada por un viento gélido, horrible.
Y ahora, ahora, ahora que la noche
cae sobre mí como una espesa tierra de cementerio, como costal de arena fría,
pienso en el carboncillo, en el papel, en la muerte, en esta tumba mía que no
es de nadie. Recuerdo la frase de mi hermana burlona: “Cuando te mueras, tú
serás el muerto”
Armisticio
Gene
Jezabel
Siempre
me cayeron mal los “tapos” en los juegos de correr y atrapar al otro. Quizás se
debía a que me parece muy frustrante parar una actividad que te exige ánimo,
agitación y adrenalina para hacerla bien y disfrutarla. Cortar de golpe la
inspiración y el trote mientras “la traes”, además de darle tiempo al cuerpo
para sentir el cansancio que antes ni notabas, da la sensación de que el juego
es eso nada más: un juego.
Comprometerse
con la actividad es no dejar que algo sea más poderoso que conseguir el
resultado. La cosa no se debe parar antes de haber encantado a todos, antes de
haber atrapado a los ladrones o antes de haber dejado a tus contrincantes con
suficientes taches para volverte el mejor contador de pasos largos y cortos.
Por eso, cada vez que algún cobarde paraba el juego para ir a hacer pis o
abrocharse la agujeta, todo tomaba otro ritmo y la pausa bajaba definitivamente
el volumen de las risas de antes. “Tapo” es restar importancia, es creerte más
fuerte que la situación y no tomar en serio tu rol de salvador de ti y de todos
tus amigos.
Entonces
si se vale llenar de paréntesis el juego, también se debería valer pararlo para
siempre, tener la oportunidad de cambiar las reglas o emigrar de bando; incluso
hacer válida la existencia de un solo equipo, donde todos tuvieran encima la
roña. Es algo así como olvidar el motivo por el que has dejado de hablar con
alguien, como ya no saber ni por qué haces algo, simplemente seguir con lo
mismo. Se pierde la credibilidad y el “Lobo, Lobito” se convierte en “niña,
niñita”.
Que yo recuerde rompí todos los espejos.
Sergio Vidal Uribe González
¿Por qué te escondes?
¿Por qué te escondes en el espejo, Alicia?
¿No ves que Narciso se ahogó?
¿Por qué te escondes de la realidad, Alicia?
Una realidad inconsciente
Realidad insípida
Realidad incolora
Realidad indecente
Realidad insignificante
Resiste, Alicia
Llena el vacío espiritual
con poesía
con éxtasis
Llena el vacío espiritual
con sexo
pero no con amor
Sal, Alicia, allá afuera hay vida y sueños
Fue parte de mi sueño, pero también
es cierto que formo parte del tuyo
No mires la realidad, Alicia
¿No ves que Medusa se petrifico?
No huyas, a Blancanieves la mató el espejo
egolatra de su madrastra
Busca, pues, en el espejo, reyes, caballeros, cartas
parlantes
pero si encuentras un Aleph, dile, convéncelo de que
te proteja.
No hay mundos felices, solo reflejos, y sombras,
sombras perseguidoras, imitadoras
Alicia, ¡No te quedes ahí en el espejo!, por favor
vuelve a comenzar
¿Por qué mejor no me miras a mi?
¿Por qué no prefieres mirar las estrellas?
Ellas para que veas, su único reflejo, son tus ojos.
Adiós anunciado.
Alejandra Torres de Moira.
La cabeza te da vueltas en una esférica
danza de tortuosa adrenalina inyectada en los músculos traseros de los muslos,
catástrofe, furia, maldición, deseos de la
nada, de gritar dejándote caer a una oscura habitación donde el sonido
no tiene lugar. Aplastante realidad que te colma de deseos de sucumbir en un
aleteo anticipado de retardadas conclusiones de muerte anhelada.
Bajar
del autobús de regreso a casa para desgarrarte la garganta en gemidos
completos, sin tapujos o tormentos disfrazados, tumbarte en la acera de una
gasolinera perdida en un abismo que tu mente creó al momento de colapsar las
rodillas, raspar tus aún no sanadas heridas,
hundirte en las letras que forman “desgracia” para después contemplar con la mirada vacía
la calle repleta de autos y peatones que pasan sin observar…
Llegar a tu cama y esperar… esperar, y
esta desdichada huesuda que no quiere llegar…
Sin razón eufórica das vueltas
estrepitosas en sombras marchitadas por las tardes jamás reguardadas en la
locura de la quinta curvatura de los ojos color miel que pertenecientes a tus
glóbulos estallan en un inconsciente manto sin cordura, la duda que se
desintegra en la praxis de tus anhelos, esos que se llevan junto al seno firme
que se alza orgulloso y vanidoso, haciendo menos a la extensión de los suyos
que llevas puestos tras ese vestido arrugado de ensoñaciones, maldecido por las
pasiones que llevas entre ellas, húmedas, estilando deseos de sábanas enredadas
en estrechas cinturas, en truncos nudos de extremidades perdidas entre amor y
juicio nulo.
Y luego escuchas el resonar de mis
pasos en el pabellón que da a tu cuarto, mis pies descalzos alzándose en una
danza de perfecta resonancia, cultivando sueños desde antes de abordar el suelo
que ciñe bajo tu torre lánguida, antes de tocar las intrépidas paredes que te
tienen cautivo mis manos destrozan la desnudez que aqueja a tus mantos acuosos
sin fondo ni sentido.
Nuestras
bendecidas pieles destrozadas por el paso de los años en tus ya cansados y
suculentos hombros, se encuentran allí, allí se encuentran nuestras ganas, esas
ganas que se han desvanecido por la espesura de tu terquedad y mi silencio, ese
callar que se ha resuelto en un adiós que te robo el aliento, tu sagaz aliento
jamás encontrado, nunca devuelto y siempre recordado como construcción benigna
de cordura que se esconde en nuestra luna.
Y
hoy separas tu camino del mío en una intrínseca despedida que desgarrara tu
alma en tiras de carne y hueso, corriendo entre ríos de incompletas vanidades,
te quieros inconclusos y peleas repugnantes. Miras vuestra helada piel
remarcada por la palidez de mi partida, soñando con el rubor de mis mejillas. Y
has de amarme por siempre, condenado a seguir escalando por el oscuro recuerdo
del pasado, dolido por la falta de mi silueta frente al mar y de mis curvas
vacías en una colchoneta de memorias carcomidas.
Ahora
que me obligas a marcharme a un mundo de vestidos y castillos, sueños y
sabores, te has de quedar aquí frente al espejo, viendo los restos de tu cuerpo
sin la esperanza de verme tras de ti, sin esperanzas de verme sonreír…
Te
suplico que ahora no preguntes, solo lee un adiós anunciado por la
invisibilidad de una dama que decidiste dejar ir.
"CORAZÓN VERDE"
Amor Madai Peña.
Verde, tan natural como
el verde. Cosas verdes, vida verde. Curioso que el corazón, que simboliza la
vida, ¡no sea verde! Alegría daría si así fuera. Los daltónicos lo verían como
quisieren o pudiesen. En la vida siempre se imagina mucho sobre el futuro, ¡la
vida! Y luego llega la muerte, una partida cercana o lejana. Algún día llegará.
Que no sea hoy, todavía no veo un mundo verde.
¿Verde? ¡No! ¿Corazones
verdes? Hay tantas tonalidades... no a cualquiera le gustaría el mío -aunque
siendo sincera, no a todos les gusta. Si fuera verde, si se pudriera, ¡no se
notaría! Sólo no habría vida. Sin duda sería mejor que fuera verde, y que
cambiara: verde claro al amanecer, oscuro al anochecer. Lágrimas y humedad lo
embellecerían.
En la oscuridad... En la oscuridad sería nostálgico
su palpitar, tenue la tonalidad y atrayente; corazón seco, suave y frágil.
Interesante será conocerlo, tocarlo, extirparlo del cuerpo y hacelo sentir.
Debería sentir igual que los corazones rojos; se supone que también está vivo,
aunque sea diferente... ¡Yo quiero sentirlo!
LA BITÁCORA
Marco Mejía
“Bodega… piso de cemento, dos cuerpos, uno a la derecha de la
puerta de entrada. Segundo aprox. 2 metros atrás. Orificios de bala en tórax en
ambos cuerpos. Cuerpos de los criminales, muertos en tiroteo. Puerta al fondo.
Cuarto de oficina. Baño a la izquierda. Ventana clausurada.
Cobertores en esquina derecha. Escritorio. Papeles en piso. Cuerpo en
escritorio. Semidesnudo. Manos atadas, mordaza, orificio de bala entrante en
nuca, saliente ojo izquierdo. Hematomas en cara y cuerpo previos a ejecución.
Quemaduras circulares en piernas, brazos y cuello, cigarrillo probablemente.”
Hay tres cuerpos presentes en la escena, dos son los cuidadores,
aun no identificados, el tercero es el cautivo, asesinado previo al momento de
la emboscada. Se trata de Carlos Rocha. Reporte de secuestro registrado 90 días
atrás. Rocha, contador privado de Empresas Intercon D. Se cuenta con libreta de
anotaciones recuperada por equipo policiaco del cuerpo de uno de los
cuidadores. Presenta numerología así como anotaciones diversas referentes a
cuentas con grandes cantidades monetarias. Habrá que esperar a resultado de
departamento de logística para confirmación.”
“Los resultados del peritaje confirman que los datos anotados
corresponden a una bitácora de movimientos y transacciones bancarias. Todas
relacionadas con lavado de dinero. Se trata de cantidades millonarias
independientemente de la denominación monetaria. Todo parece indicar que el
móvil del secuestro no era un común cobro económico; usaban sus conocimientos
para las transacciones. Las pruebas de caligrafía comprueban que las
anotaciones las hacia Rocha mismo sin embargo la rúbrica pertenece a un no
identificado. Probablemente se trate de la autorización o confirmación de las
cuentas correspondientes. Se han logrado identificar 5 cuentas bancarias
diferentes y 61 cálculos diferentes al momento. Los peritos han encontrado una
numeración independiente que no corresponde a ninguno de estos. Al parecer fue
anotado momentos antes de la emboscada”
“Esta escrito en clave, de eso no hay duda, al estar bajo
constante vigilancia no podía arriesgarse a escribir una nota completa, sabía
que encontraríamos el cuaderno y tenia la esperanza de que la descifráramos. Es
cuestión de entender que significa exactamente”
“Es mas complicado de lo que pensaba, no parece haber orden lógico
en la secuencia… 3830253903429. ¿Qué significa?”
“He estado haciendo investigaciones acerca de la secuencia, estoy
convencido de que se trata de una cuenta bancaria, seguramente la anotó para
guiarnos al responsable no solo del lavado, aunque ahora es lo que menos
importa, sino al responsable de su muerte.”
“Los peritos han rastreado el dinero de las cuentas en la
bitácora, no era de lavado, era fraude hacia Empresas Intercon D. Dólares
después de todo. ¿En realidad fue un secuestro o participación voluntaria en
contra de su propia empresa? No se ha registrado ninguna relación entre las
cuentas bancarias y la secuencia, ¿Entonces qué cuenta es? ¿Sigo ante un
secuestro o se ha convertido en ajuste de cuentas?”
“Videos encontrados de la escena del crimen confirman secuestro;
son imágenes del momento del secuestro y de Rocha mismo siendo torturado,
aunque no importa ya, de cualquier manera los que jalaron el gatillo en Rocha
ya están muertos y con ellos el caso del secuestro y asesinato, así que sólo
falta aclarar el fraude. La secuencia sólo tiene 13 números (3830253903429),
una cuenta bancaria tiene 15 o 16… nos espera una larga búsqueda”
“Nada aun. La premisa de que el número de cuenta esté incompleto
fue improductiva. Intentamos complementar un número de cuenta con 15 y 16
dígitos tanto al principio como al final de la secuencia y no hay relación
entre Rocha o Intercon D. y las cuentas resultantes”
“Estoy mal, no es una cuenta bancaria, tal vez sea un número
telefónico. No se, con clave lada o numero de extensión. Será otra larga
noche.”
“El caso del fraude esta cerrado, el presidente de Intercon D. el
Lic. A. Díaz ha recuperado el monto total.”
“Estoy cerca de descifrarlo. Que me dé por vencido dicen… Si ellos son perdedores
conformistas es su problema, yo no, yo no soy… han sido muchas noches sin
dormir como para dar carpetazo al caso. Además tengo que aprovechar que ahora
sólo tengo números en la cabeza, si no, nunca daré con el resultado.
3830253903429. Estoy cerca”
“¡Ya lo hice de todas las
maneras posibles! No es ninguna. ¿Qué es?, Si lo dejó ahí es por algo, no lo
pudo dejar al azar. 3830253903429. Es un número de serie. ¿Pero de qué?”
“3830253903429, 3830253903429, 3830253903429”
“Es una ecuación matemática, de eso no hay duda, sólo hay que
descifrarla. Nota: conseguir ‘ÁLGEBRA’
de Baldor, libros de análisis numéricos y cálculo diferencial e integral”
“Si sumo todos los números hasta reducirlo a unidades da 6, si lo
multiplico por el total de números en la secuencia da 72 multiplicado por el
número de veces que aparece el 3 son 288 menos el numero de veces que aparece
el 9 es 270 menos el tercer dígito 267 mas el noveno es 267”
“La raíz cuadrada del total de la suma de todos los números pares
es 4 por el cuadrado del total de la resta de los números impares es 3600 la
raíz cuadrada es 60…”
“¡Por fin lo tengo!... ¡Es 1965! El año en que nació el
responsable… ahora hay que buscar a todas las personas que nacieron en ese año
e interrogarlas… será una larga noche, pero será la última…”
- ¿Qué lees?
- Es la bitácora de un paciente. Es muy interesante.
- ¿Qué paciente?
- Oscar Moreno, el que se suicido hace 3 días. Era policía.
- ¿Y qué dice?
- Son las anotaciones de su último caso. Imagínate, el caso ya
tenía varios años cerrado y seguía investigando. De hecho la última anotación
la hizo hace un par de semanas estando aquí adentro. Quería interrogar a todos
las personas que nacieron en 1965 ¿puedes creerlo?
- La verdad si, aquí te encuentras cada cosa… Oye te llama tu hija
en línea dos.
- Gracias. ¿Hola, hija?
- Hola Pa’. Oye no tengo mucho tiempo, te estoy hablando de un
teléfono público, es que se me murió el celular, ¿Me puedes hacer un favor?
- A ver dime.
- Necesito que le mandes un mensaje de texto a un profesor de tu
teléfono, es que me estaba pidiendo el nombre de un compañero que eligió un
tema para exponer y se me terminó la batería. Ya se que tú y la tecnología
están peleados pero por fa… mira aprieta la tecla que dice “mens.” Te va a
pedir el número de destinatario: es 3311089884. Ya que te aparezca la pantalla
para escribir el mensaje marca 3830253903429… ¿Qué dice?
- Fue Alex Díaz…
- Ya sólo oprime enviar. Gracias Pa’, bye.
El aventón
Jesús Alfonso Silva Iñiguez
Don Jacinto era un hombre de pueblo,
de esos que saben que es trabajar de sol a sol, sin emitir queja alguna. Era de
esos hombres con temple de los que afrontan los problemas cabalmente, sin
rodeos y sin medias tintas. Y como era de esperarse un día surgió un problema,
aunque, no tan grave como su temple lo ameritaba pero, al fin y al cabo, un
problema. Estaba don Jacinto cenando en su casa, cuando lo llamaron para ir a
resolver un problema de una vaca muerta a media carretera. El señor tomo su
sombrero y un gabán disponiéndose a partir. Se fue caminando y comenzó a pensar
en que la carne de la vaca se podría
aprovechar, pero por el momento, lo importante era mover la vaca del
camino. Tras caminar un largo rato llega a la carretera. La
dichosa vaca era a penas un becerro y sin muchos trabajos lo jaló dejándolo a
un lado de la carretera.
Una vez terminada su labor
espero por un aventón. No tardo mucho en ser recogido en la carretera y su
sorpresa al subir a la camioneta fue que había un ataúd que no estaba
terminado, le faltaba la laca y los adornos; pero le dio un poco de estupor la
situación. Al poco tiempo de ir en la camioneta sintió mucho frío y pensó en
meterse a la caja a medio construir para soportar el viaje. Se sintió tan
cómodo que se quedo profundamente dormido. Descasó por una media hora, lapso en
el que los buenos parroquianos que le
recogieron, repitieron la acción una y otra vez por lo cual la camioneta ya
contaba con varios pasajeros. Don Jacinto sintió que se pasaba de su destino y
se incorporó. Los viajeros saltaron asustados algunos brincaron a la carretera
cayendo como dobles de alguna película
de acción y todos al unísono gritando y persignándose veían al muerto
levantarse.
Ahora don Jacinto cuenta la
historia entre carcajadas a sus amigos y parientes, pero para los viajeros se llevaron un susto tan difícil de
sobrellevar que aún llevan marcas de su caída; cicatrices que les recordarán
que no deben de creerse de aparecidos ni de resucitados.
MAÑANAS SIN VOZ
Mario Plascencia
Solitario, crudeza de ti,
ausencia de sonidos, de ruidos
siquiera,
aglomerado de silencios llenando
el tiempo
y poco a poco el espacio.
Despertar de mis sentidos,
mis ojos sordos no sienten tu
olor a chocolate,
el replandor de tus poros no
ofusca mi lengua
pero crea una necesidad de ti y
de tu boca,
sabiendo, que no me queda voz
para gritarte.
TUS SUEÑOS
Carlos Islas II
Prometo devolverte
tus sueños.
Noche de
octubre, bajo la luz amarilla de una
lámpara.
Un poco de frío, las
estrellas tímidas se asoman,
los grillos en
concierto mientras tu voz de miel
endulza el espacio.
Sabes que los
devolveré, sé que el tenerlos
es como tener tu alma
al desnudo.
Tú, callada con tus
ojos de cielo
(que no puedo más)
contemplando la
humanidad que para ti
es el mismo paraíso.
Corazón que se agita, piel que se estremece,
todo huele a frutas
secas de letras y música.
prometo devolverte tus sueños,
en un día o dos, quizás
antes de que deje la vida.
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