Expresión Libre

martes, 14 de julio de 2015

Entre la espada y la pared / Iván Segura Muñoz ( Jalisco)


Las élites políticas de Jalisco

durante la Intervención y el Segundo Imperio

Capítulo V
Para 1865 el Imperio de Maximiliano tuvo serios problemas, pues el ejército francés era quién sostenía el régimen frente a las guerrillas y ejércitos republicanos restantes, lo que volvía a este recurso su principal fortaleza o debilidad según fuera la circunstancia, y para 1865 la ventaja se volvió contraproducente; la situación política en Europa se había tensado mucho debido al crecimiento de poder por parte de Prusia y la amenaza que ello significaba a Francia, asimismo la victoria de las fuerzas de la Unión contra los Confederados en Estados Unidos provocó mayor presión sobre las relaciones diplomáticas entre Francia y E.U., ambos asuntos desembocaron la retirada de las tropas francesas de México y por tanto, el debilitamiento del Imperio y el retorno de las fuerzas republicanas.

A finales de 1866 las fuerzas republicanas volvieron a entrar en Jalisco tomando posesión de Autlán, tras varios días de estar adentrándose en territorio Jalisciense, las fuerzas imperiales se enfrentaron a las republicanas el 18 de diciembre de ese año en el cerro de La Coronilla, esa batalla sería decisiva para la defensa o toma del estado. Tras la batalla las fuerzas republicanas vencieron al ejército imperial que había salido de la ciudad de Guadalajara,


tras la derrota parece ser que el pánico se apoderó de las autoridades imperiales de la capital, pues "el Gral. Gutiérrez y el Prefecto Jontán acordaron abandonar la plaza inmediatamente. Toda la noche se hicieron preparativos […] entre las seis y siete de la mañana del 19, habían acabado todos de salir."

El día 21 de diciembre, la vanguardia del ejército de occidente hizo su entrada triunfal en Guadalajara y en los días siguientes se comenzó a restablecer el gobierno republicano en Jalisco. Posteriormente el general en jefe del ejército de occidente Ramón Corona arribó a Guadalajara con su ejército de paso al sur, durante su estancia en Jalisco nombró gobernador provisional del estado al empresario Antonio Gómez Cuervo, tras estas acciones el Estado de Jalisco volvía a ser parte de la República, y a su vez, los políticos imperiales jaliscienses engrosaron la lista de "traidores a la patria" que debían esperar su castigo tras la caída del Imperio.

Conclusión: ¿Traidores o Soñadores?

Los personajes políticos que vivieron la Intervención francesa y el Segundo imperio, habían nacido en un país joven y con falta de un gobierno fuerte, por ende, fueron testigos de una interminable lucha política y religiosa por el destino del país. México llevaba medio siglo de existencia como nación independiente, y durante dicho tiempo el país se encontraba frenado política y económicamente, debido a las consecuencias de la guerra de Independencia que dejaron lo que una vez fue el territorio Novo hispano, en una mala situación económica y
con los ánimos exaltados de diversas esferas sociales. Los diversos grupos que participaron en la lucha por la independencia de México tenían distintos proyectos políticos para el país, por tanto, al término de la lucha que los unió, comenzó el debate de qué camino seguir. Esta nueva etapa llevó a los distintos grupos políticos que surgieron a cambiar la estructura gubernamental del país, se enfrentaron las propuestas de una monarquía frente a una república democrática, un sistema federal ante uno central y finalmente un país laico contra un país predominantemente católico.

Estas luchas llevaron al país a una desorganización en el gobierno, lo que llevó al surgimiento de Estados débiles y que eran cambiados rápidamente, México pasó de una monarquía a una república, de una república centralista a una federal, entre estos cambios aparecieron caudillos que tomaron el poder numerosas veces como Antonio López de Santa Anna, la baja influencia por parte del gobierno hacia el territorio nacional provocó varias tentativas de independencia por parte de los estados, siendo el de Texas el único exitoso, y finalmente ante tal situación, los Estados Unidos en sus ansias expansionistas, aprovecharon la debilidad de México para obtener territorios, trayendo como consecuencia, una guerra aplastante para México que dejaría huella en sus participantes, ya que a partir de entonces, los políticos e intelectuales mexicanos, tendrían el miedo latente ocasionado por la posibilidad de la conquista de México por parte de Estados Unidos.

Dentro de este contexto se encuentran los políticos, intelectuales y demás miembros que participarían en el Imperio de Maximiliano, después de medio siglo de luchas infructuosas y malas consecuencias para el país y la sociedad, la intervención de un país como Francia —que era visto como uno de los principales sostenes del liberalismo— y su apoyo a un Imperio mexicano regido por un miembro de la casa de los Habsburgo, dio una nueva opción para México; La supremacía militar de Francia y el gobierno conciliador de Maximiliano ofrecieron una posibilidad más realista para la estabilidad política y modernización del país.
Ante tales cambios era de esperarse que algunos políticos cansados de la interminable lucha civil de México optaran por participar en el nuevo imperio a pasar de no estar a favor totalmente del modelo imperial, finalmente la causa justificaba los medios, y si esta era la paz, modernización e independencia del país, bien valdría la pena sacrificar la imagen personal y nacional, así como el modelo de gobierno por el que se lucharon tantos años.

Claro está que estas personas no esperaban el retorno casi milagroso de las tropas republicanas, así pues, tras el fracaso del experimento imperialista, los colaboradores de Maximiliano debieron enfrentar la humillación no solo de la derrota, sino de la etiqueta de "traidores" con la que los republicanos victoriosos les denominaron. Sin embargo contrario a lo que refleja la historiografía decimonónica, los castigos no fueron tan extensos como se creería, aproximadamente 13 de todos los imperialistas
murieron en el exilio y el resto si no fue utilizado por la República restaurada en su gobierno, pudo al menos llevar una vida normal.
 
Al final de cuentas, los "traidores a la patria", actuaron según la situación, intentando hacer lo mejor que pudieron con lo que tenían a la mano, y contrario a lo que nos dice la historiografía decimonónica, no vendieron la patria a otro país, para ellos fue tomar partido en un nuevo gobierno mexicano bajo la tutela y protección de Francia, medida que según ellos, era la más esperanzadora para poder dar orden al país, sin embargo como todo intento fallido, no se les recuerda por sus méritos o sus intenciones, sino por su errores, y en palabras de los vencedores, traición.

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