Expresión Libre

miércoles, 9 de septiembre de 2015

La llegada de los perros / Vidal Uribe



 En el último sueño esto es lo que sé,

 José Gorostiza le escribió

una biblia a los perros románticos:

<< Sitiado en la pirámide de cholo, oráculo mítico de la manada,

maniáticos perros hechiceros, prófugos de la cordura

conjuraron todos los proverbios de locura, cotorreo infinito,

muerte inevitable, muerte sin fin.

Detalles, alucinaciones,

e interminables electroshoks

invocaron nueve puertas.

Puertas de muchas máscaras con imágenes de tragedia, vómito, pobreza y cárcel.

Y antes de adentrase a cada una de las puertas,

los perros románticos tuvieron que secarse en el reflejo de ellos mismos

para recibir el naufragio en pleno desierto

mientras la luna desvanecía con sus parpados cualquier oasis.

Afilaron sus colmillos y, decididos,

 sin creer en el futuro de seda que quema con la moral

 los perros se arrojaron hacia sus respectivas puertas

y vieron en la caída todas las maldiciones humanas

en espíritus de locura, enfermedad y catástrofe,

y siguieron cayendo, juntos como manada

 ignorando los bordes de libertad y soledad,

desintegrándose y volviéndose a unir en pedazos de silencio

hasta que la visión crujiente del bautismo

los aterrizó  a todos en una fiesta subterránea

con forma de alcantarilla y música visionaria

proyectando el vuelo de un pájaro o el mismo deseo del sueño.

Entre la verdad, las luces y la sofocación de las masas,

el éxtasis comenzó a mecerlos, los días, los siglos y los héroes

consumiendo bailes incurables de pensamiento perruno.

 Budas de carne y hueso profetizaron años de demencia

por temor a un olvido sin gravedad,

a una tumba convertida en abstinencia.

La ciencia física se desvanecía de la tierra

 cada vez que aclamaban fuerzas ciegas de amor perruno fraternal

hasta llegar a la posibilidad de un arte puro, una breve iluminación.

es el instante de todas las salvaciones metáforicas.

Pero la historia contemporánea no les permitió avanzar

en su campo de exploración perruna cuyo carácter era nada menos que locura.

Cáncer, Religión gritaron los humanistas, reducirlos, en fin, a la obediencia.

Batallas, guerras épicas de slam poético se celebraron.

Y en un ladrido desolador antes del zumbido

 invocaron de broma al Diablo.

Toc-Toc se escuchó en los cielos sin límites

donde sólo se podían vislumbrar

 las puertas con una reparación óptica.

Toc-Toc 'Déjenme entrar' gritó la mismísima voz del Diablo,

irresponsables de su respiración adolorida, guardián de toda maldad

los perros abrieron las puertas, con sacrificio,

 a la forma más extrema de la humanidad.

La mil y un formas de bestialidad se abalanzó en meteorito hacia

los monstruosos fracasos históricos y extendió sus alas antes de estrellarse con

la razón.

Suspendido en un segundo dio origen  a un nuevo drama,

eran voces de insulina que indicaban el sendero

a la antigua ciudad donde nacieron los perros

y siguieron los ecos que confrontaban sus concepciones poéticas

para llegar a casa, al lenguaje,

Abrir, abrir, abrir, los ojos

 a través de puertas dentro de más puertas, y luego a ellos mismos,

los perros románticos>>

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