Expresión Libre

miércoles, 8 de octubre de 2014

Spoky lechón

Víctor Hugo Medel Gómez


Hoy hace un lindo día. El cerdo spoky lechón regresa feliz de su jornada pues le pagaron la quincena. Spoky trabaja desde hace tiempo en el matadero de su localidad. No se queja de su trabajo el cual es muy arduo, él tiene que despellejar a los humanos, cree que es divertido. Esta semana fue muy dura ya que habían llegado varios camiones cargados de humanos bien engordados.

En el camino de vuelta a casa spoky decide llegar a comprar carne de humano, compró unos cachetes y un muslito, junto con un queso marca "el humanito que ríe" para su pequeño hijo. No puede evitar que se le haga agua la boca al imaginar las delicias culinarias que le prepararía la señora lechón; cachetes asados, muslos a la parrilla o tal vez bañado en salsa, el cerdito ya podía olerlos, su estómago rugía por un bocado.

Spoky proseguía su camino con impaciencia, le urgía llegar a comer, sin embargo, cuando pasaba por el parque escuchó lo que parecía ser una discusión, la curiosidad le ganó a su hambre y se detuvo a observar. Eran su vecinos los que que reñían, los dos paseaban a sus humanos, spoky odia a las mascotas humanas pues dice que siempre defecan por doquier.

-obviamente mi humano es mejor que el tuyo-.

Alegaba Martha la Golden a Pedro el husky

-mira nomas el color del tu humano, se ve a leguas que es una raza inferior.

-No Martha debes aprender que entre los humanos no hay discriminación, para ellos no existen diferentes raza, solo saben que pertenecen a una misma especie, nosotros no tenemos por qué catalogarlos por cual es mejor y cual no, simplemente debemos quererlos y respetarlos.

-"Patrañas"- pensó Spoky y volvió a su camino.

Una vez en casa entregó la carne a su esposa, tomó una lata de cerveza y se fue a sentar al sofá para ver la tele, a él y a su pequeño hijo les encanta ver las corridas de humanos, les gusta ver como corre el estúpido tras el capote rojo ¡Ole! gritaban iracundos. Que habilidad la del toro que clava las espadas en la espalda del moribundo humano. Que risa les daba a Spoky y a su chiquillo.
¡Aaaaaaaaaah auxilio!-gritaba la señora lechón desesperada, al parecer era un pequeño humano, un niño que desde hace tiempo hurga en la basura de la familia lechón. Spoky no vaciló ni un momento tomó el palo de la escoba, corrió y de un golpe en la cabeza mató al humano invasor, salpicó tanta sangre que incluso alcanzó a chorrear al pequeño Spoky que veía emocionado desde la puerta la heroica acción de su padre.

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