Expresión Libre

jueves, 10 de diciembre de 2015

EL MINISTERIO DE JESÚS EN LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA / Samuel Rodríguez


Si Jesús estuviera sanando al ciego Bartimeo en la plaza tapatía, lo confundiríamos con uno de esos milagreros que promueven las virtudes de las papas y los betabeles.
Si Jesús subiera al Tren eléctrico, acompañado de sus 12 discípulos, lo confundiríamos con un capo de bajo perfil.
Si Jesús estuviera comiendo en el parque Morelos y María llegara a postrarse sobre sus pies, lo confundiríamos con un padrote.
Si Jesús subiera el cerro del cuatro, acompañado de una multitud para dar el famoso sermón del monte, lo confundiríamos con un candidato haciendo proselitismo político.
Si Jesús estuviera contando la parábola del hijo pródigo en el parque rojo, lo confundiríamos con un líder estudiantil organizando la marcha por los 43 estudiantes desaparecidos.
Si Jesús estuviera en la cafetería del centro universitario de Ciencias sociales y de pronto se pusiera a predicar que el reino de Dios está cerca, lo confundiríamos con un maestro de filosofía que le ha entrado mucho a la mota.
Si Jesús publicara en su cuenta de facebook una profecía para la ciudad de Guadalajara, lo confundiríamos con un artista conceptual.
Y si Jesús no hubiera elegido la Zona Metropolitana de Guadalajara para ejercer su ministerio, lo enterraríamos en una Biblia versión Reina-Valera 1960, o en esas de lenguaje actual que se venden en las librerías del centro.

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