Expresión Libre

jueves, 11 de octubre de 2018

Vuelta / Alejandro Farías



Las anclas que se sumergen a la noche
junto a la escafandra extraviada,
son los paraguas que de día amortizan
los secretos del impacto
que es abrir los ojos
ante la maravilla que se retuerce
en sueños envueltos en glaciares
en virutas de fuego
que saltan impredecibles
en la marea más limpia
en el salvaje norte lunar
en las escaleras que ya no llevan a la nada
en esos carruajes de luto que ahora simulan el encanto del sol.
Las nubes saltan la verja del vuelo
la profundidad del corazón
que es el pulso que nos asesina
y que se eleva al infinito respirar.
¿El tuyo?
Edificado en altas columnas de estrellas lejanas
apostadas en el telar del dormir sin lentejuelas
con el mañana intacto y nuevo
asomado sin pereza ni miramientos.
Los trenes fluyen de manera vertiginosa
¿Cuál es mi hora de abordaje?
En este florido desangrar
en estas turbulencias anheladas
en concurridos deseos
abultados en una lista de quietud
esa que nos proporciona la calle sin luz
esa que a tientas desdibujas
mientras los pasos se suceden
unos a otros
impasibles y serenos
acusados de direcciones falsas y seductoras.
Lo irreal
acosando al dorado renacer
entre grietas de luminosa evocación.
Sin titubear
me acuesto a tu lado
y descubro que todo puede marchar en líneas ondulantes
en ensueños apabullantes
arcoíris que nacen de tu reflejo
de sirena que flota entre voces.
Esas que llevaron a algunos hombres
a la celda del desacato
de la tregua que arde
como puerta que se incendia
a medio desierto.
La sed,
se bifurca
agoniza al levantarse
y se transforma en camino de sal.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario