Expresión Libre

martes, 21 de mayo de 2019

Mediotiempo / Paul Carrillo





Apenas la verga se erguía encandilada
ya la vida iba adquiriendo el tono de una fotografía
estaba el mundo o lo que creía ser el mundo, apretado todo
en una escuela secundaria
tengo 14 otra vez, estoy asustado todavía no sé quién soy.

Tengo 14, orinar afuera de la taza me sigue pareciendo
un proyecto político
nadie me advirtió de la sublevación interna
esa interminable lista de ídolos muertos: las flores y los edificios
cayendo en el estómago.

Hay una riña en la cancha de futbol: vuelan mis puños en pañales;
revientan, se amontonan a otros puños temblorosos
intervienen entonces dos ángeles uniformados: una de ellas
Laura o Mariela, se acerca, limpia mi rostro ligeramente sangrado.

Tengo la verga endurecida por Marta o Graciela, y me siento
un sayayin enamorado
trazo a los 14 mi futuro: el árbol, la casa
la entonación de los ladridos del perro
una serie de días frente a la chimenea que no llegarán nunca.

Ahora Laura o Graciela debe estar triunfando, llorando
al escuchar una canción, comiendo galletas
a la espera de un taxi en otro mundo
sin recordar mi sangre y su metáfora: la febril corriente
que respaldaba aquella tarde la erección y mi nariz golpeada.

Años después, sobre las montañas de escombro de aquellos veranos
tan dulcemente desperdiciados
pienso desde lejos en la posibilidad extinta
eso que hubiera sido
de calcarse en el presente aquella tarde al mediotiempo
si árboles, familias, perros al lado de otros yos se cuestionarían
por mí, ese otro resultado del partido.

Congelada en pospretérito Laura o Mariella, sus inalterables 14
en esta fotografía y el tiempo: árbitro de todo encuentro
ejercita la clausura de las posibilidades, inaugura también
establecimientos
museos en los que no seré más que otra salida de emergencia.

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