Expresión Libre

miércoles, 26 de junio de 2019

El circo del mono-humano / Jehiel Mizraim Téllez Velázquez





Gris nocturno en safari-circo
Un trapecista balanceándose con la muerte, cuan danza macabra
Jugando a la trascendencia
Un payaso triste riendo de fondo
Cae hacía el delirio multicolor
De una cara relamida por la fantasía
Mientras un domador/de características simiescas
Exhibe al desnudo al mono-humano
Coloso de la razón
Esa bestia enmascarada
Domesticado al fin por el tiempo,
-los espectadores miran sorprendidos-
Muy pocos habían visto a uno de tan cerca
Que aun conservara todos sus dientes
Era un ejemplar masculino de edad desconocida
Incapaz de levantar la mirada
Por su joroba, que a bien le condenaba
Sus testículos se exhibían,
En alguna otra parte del Mediterráneo
Como el trofeo de un cazador
“otro humano castrado”
Fue la única solución que encontraron los simios
Después de la última gran guerra
Para evitar que se propagara su descendencia
En otros atardeceres
En otra realidad
El mono-humano metería su mano entre afiladas garras
Pero no era el caso
¿Cómo era posible que aquello hubiera dominado en otros tiempos?
Muestra sus cadenas
De un momento a otro se libera,
La multitud queda anonadada
Se estremece con sus movimientos
Que en un inicio parecen violentos
Alguien grita, pero el mono-humano
Agacha la cabeza y cruza el aro de fuego
Doblegando así su voluntad
Quizá el único rasgo de humanidad
Que aún podría conservar
Para convertirse en el morbo social
Consagrarse como el hermano menos evolucionado
Aquel que se extravió en el camino de Darwin
¡Otro ilustre olvidado!
Igual que un dios sepultado
Uno tras otro
Y otro…
Y otro…
(la tecnología para la castración
Siglo XXII la mitad de la población
Incapacitados por la técnica
Y el resto en desnutrición
O matando
Así es la muerte
Utilizada como moneda de cambio)
El domador agita su látigo
Obliga a sentarlo
-Alguien, un niño, le arroja un cacahuate-
De su grandeza sólo quedan las leyendas de otros inviernos
Algunas ruinas, más bien laberintos sin sentido
Sin cristales, sin miras,
Queda lamer sus heridas
Al tiempo que se prepara para volver a salta el aro de fuego…

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