Expresión Libre

sábado, 21 de junio de 2014

El gato que se comió a la gata

 
Engel Islas



El gato negro que habita en mi azotea no es mío, ni de mi madre o hermanos. Es un gatucho de Nadie. Y se comió a la gata. Así que, como es negro, le decimos "El viudo negro". No pica pero sí araña muy feo, deja marcas. Yo sugiero a mis padres que nos comamos al gato en venganza de que él se comió a su novia gata. Pero ellos dicen que no, los gatos no se comen.

-¿Y por qué el gato se comió a la gata? –pregunto.

Mi madre explica:

-El gatito del techo no puede bajar porque no tiene dos patas. Le dio hambre y se comió a la gata.

-¿Y qué tiene que no tenga dos patas? Puede comer pajaritos. ¿Por qué se comió su novia?

-No sabemos si los gatos consideran a las gatas como sus novias –dijo mi papá riendo-, pero un gato sin dos patas no es buen cazador de pájaros ni de ratones.

-¿Y por qué no le dan whiskas o leche? –pregunto.

Mi madre responde:

-Porque es un gato de nadie.

Y así he pasado estos días, esperando que venga Nadie y alimente al gato que se comió a la gata que era su novia aunque papá dice que no. Me da tristeza que no tenga dos patas y nomás se arrastre por el techo en las noches, llorando. Estoy seguro que sus lágrimas son por la gata que se comió, ha de ser feo eso. A lo mejor le hicieron daño los pelos.

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