Expresión Libre

domingo, 7 de septiembre de 2014

Creando mundos - 14.07.20


   Elena Aguilar

Al final, él yacía agotado sobre mí, mientras, yo trazaba con la punta de mis dedos infinitas historias sobre la blanca piel de su espalda.
Entonces vi, sobre su hombro una pequeña constelación. Ese esplendido grupo de siete lunares perfectamente posicionados. Supe en ese momento que no necesitaba ver más estrellas que esas, que en toda la galaxia no existiría jamás algo tan simple y bello como aquella formación tan singular, tan tímida, tan hermosa.
Me di cuenta, poco después, cuando al oído me dijo “Te quiero”, que no deseaba ya probar otros labios, ni sentir otra piel o siquiera mirar otros ojos que no fueran los suyos. 
Creo que de eso se trata el amor,  de deseo, de apreciación callada y momentos simples. Estoy segura de que esa noche, más que entregarnos mutuamente al placer de los cuerpos, nosotros fabricamos amor.

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