Expresión Libre

domingo, 9 de noviembre de 2014

¡Oh humanidad!


Elena Aguilar

Es una lástima que alguien de tu categoría deseé hacer tan horrendo trabajo. –exclamó la chica que en apariencia se veía bastante cómoda ahí cuestionando sin descaro a un viejo, pero elegante caballero.
-¿Lástima dices? –cuestiono él en contraataque. –la verdadera lástima aquí es que nos estemos quedando sin habitaciones, hay una fila enorme frente a las puertas de Cerbero y no tenemos espacio para alojarlos a todos aquí.
-Que compartan habitación, ni que esto fuera el cielo para que se pongan sus moños.
-Harás lo que te ordeno, no permití que nacieras para que seas una inútil.
-Cuida tus palabras anciano. –amenazó ella alzando una ceja.
-Te pareces a tu madre, es una pena que la hayas matado.
-Tenía cinco años. –se excusó ella poniendo los brazos en alto.
-Edad suficiente para divertirte decapitando a alguien. –habló él con ternura. –Ahora ve a hacer lo que te digo y no me decepciones.
-Será muy difícil, no creo poder hacerlo. Ya viste que pasó cuando intentamos detener las cruzadas porque teníamos el mismo problema de espacio, los humanos están locos

¡hasta trataron de quemarme viva!
-Todo en nombre de Dios hija mía.
-Ese ni existe, -afirmó con los ojos en blanco. –aunque bueno, en aquel tiempo los humanos era más perceptivos ahora no te reconocerían ni a ti.
-No se diga más, ve a la tierra y haz lo que te ordeno. –dictamino el viejo. –Estoy seguro que lo lograrás, después de todo eres mi hija.
-Una simple bruja no puede sola con esto. –rezongó antes de desaparecer con un sonoro “¡plaf!”
Alrededor del viejo solo se veían rocas negras, la espesa corriente de un río que desembocaba en un oscuro lago de aguas turbulentas pasaba silenciosa cerca de los zapatos negros y lustrosos del viejo. A lo lejos, se alcanzaba a ver una fila enorme de personas enojadas por la espera, todas distintas entre sí, mientras el refinado hombre observaba con pereza a las personas formadas alrededor de una montaña café como calcinada, susurró como si hablara con un niño:
- A estos humanos alguien debe enseñarles a comportarse como tales.
- ¿Acaso en la tierra están tan jodidos que el mismísimo Satanás ha tenido que enviar a su única hija a enseñarles a ser mejores? –resonó la profunda y fría voz de la muerte burlona.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario