Expresión Libre

lunes, 12 de enero de 2015

Paraíso en Llamas / Joel Eliasib López Velasco



 


La Guerra de Paraguay (1864-1870)

Parte VII


 

           

En otras circunstancias, los generales brasileños hubieran desistido la lucha por piedad con tan solo ver el desconsolador estado de las fuerzas que enfrentaban. Sin embargo, en ese momento la ira y el deseo de venganza nublaba el juicio del emperador Don Pedro II, la insolencia paraguaya debía ser castigada, la amenaza del poderío de Asunción debía ser exterminada. De esta manera, motivado por un orgullo humillado y un deseo ardiente de retribución ordeno la victoria total sobre Paraguay, si bien derrotar una nación en las condiciones en las que se hallaba la pobre nación guaraní estaba lejos de ser honorable. Las fuerzas brasileñas se lanzaron sobre los defensores paraguayos liderados por Don Francisco Solano el 1 de marzo de 1870. Las mujeres, niños y ancianos lucharon por su vida y su nación, cayendo uno a uno ante los soldados cariocas. El presidente guaraní, vio como sus heroicos soldados morían ante sus ojos mientras el mismo fue herido, aunque logró escapar con la ayuda de su guardia. Pese a su apretado escape, fue acorralado cerca de las orillas del rio Aquidabán mientras trataba de reunir refuerzos, por las fuerzas imperiales de Brasil. Cercado y con una nación hecha ceniza y masacrada, Don Francisco Solano se lanzó con espada en mano contra los brasileños gritando “¡Muero por mi Patria!” El rugido del presidente paraguayo fue silenciado por el fuego de los fusiles imperiales. Así cayó Don Francisco Solano López, así murió el último hombre fuerte guaraní.                           

Paraguay: El Trágico Final de una Potencia

            Cuando el humo se disipo y el rugido de los cañones ceso, Paraguay estaba desolado dejado entre ver un aterrador panorama. Los costos de la guerra para la nación guaraní eran alarmantes, pues la disputa con la Triple Alianza había exterminado la mitad de su población es decir doscientos mil personas[1], su industria y economía, que se había consolidado como una de las más vigorosas de la región, yacía en total ruina, toda su naval y ejército, el más poderoso de Sudamérica, fue exterminado y finalmente sus dos grandes rivales, el Imperio de Brasil y la Unión de Provincias de Rio de la Plata, se apropiaron de enormes extensiones de suelo paraguayo. De la una vez, floreciente potencia guaraní quedaba tan solo el recuerdo. El arduo trabajo de los tres hombres fuertes paraguayos de convertir su nación en una prospera e independiente potencia sudamericana termino con un monstruoso baño de sangre. Irónicamente la misma gran amenaza contra la cual lucharon implacablemente Don José Gaspar Rodríguez de Francia, “Caraí Guazú”, Don Carlos Antonio López, “El Excelentísimo” y finalmente Don Francisco Solano “El Supremo”, la voracidad expansionista argentina y brasileña, estuvo cerca de aniquilar a Paraguay. Lo que obliga a preguntarse si la guerra con Argentina y Brasil era inevitable. Pese a las grandes campañas libradas en contra de sus pujantes vecinos, tras la guerra Paraguay observo como argentinos y brasileños ocupaban inmensas extensiones de su suelo: Misiones, el Chaco Central y todo el territorio entre el Río Apa y el Río Branco. 

¿Una Guerra Inevitable?

El saldo de la guerra para las cuatro naciones en pugna fue devastadora aunque Paraguay fue el país que sufrió la peor parte de la colisión. Revisaremos rápidamente las consecuencias para todos los beligerantes.

El saldo para la Union de las Provincias de Rio de la Plata fue de dieciocho mil soldados muertos en batalla más cinco mil caídos debido a disturbio internos además de doce mil combatientes exterminados por la peste de cólera[2] que se dio lugar en territorio paraguayo.

El imperio de Brasil pese a que fue el gran vencedor de la contienda fue el que más perdidas tuvo de los tres integrantes de la Alianza. Don Pedro II perdió aproximadamente cincuenta mil efectivos en combate y cincuenta mil más debido al cólera[3]. Siendo el mayor interesado en llevar a cabo la guerra fue el que invirtió más recursos en ella, por esta razón al finalizar la guerra su hacienda enfrentaba una seria crisis de déficit.

Siendo Uruguay el que menos participación tuvo en el combate con Paraguay, sus bajas no fueron tan impactantes como las de Argentina y mucho menos del coloso brasileño. Aun así debido a su tamaño

 Ante tan desolador y trágico desenlace cabe preguntarnos ¿Era la guerra inevitable? ¿Acaso no existía manera de eludir tan brutal y sanguinario episodio en la historia de estas naciones? Algunos historiadores aseguran que si lo era. La Guerra Paraguaya sin duda era una peligrosa situación, un barullo de intereses encontrados que a la más mínima provocación amenazaba con estallar. El problema fundamental de la guerra entre Paraguay, Brasil y Argentina fue su obsesión por convertirse en la potencia hegemónica de la región, es decir el deseo de poder. Ninguna de estas naciones puede ser exenta de esta falta, ni siquiera Paraguay, la cual resulto ser la más devastada. Con respecto a esta última, en varias ocasiones la corriente revisionista ha presentado a Paraguay como una víctima del expansionismo brasileño y argentino. Al analizar los sucesos y procesos que se dieron previo, durante y después de la guerra, es innegable que tanto el Imperio de Brasil como la Unión de las Provincias de Rio de la Plata llevaran a cabo una campaña expansionista en contra de Paraguay. Sin embargo, los tres hombres fuertes paraguayos buscaron consolidar a Paraguay como una potencia regional. Quizás fue Don Francisco Solano López quien en su obsesión por consolidar el poder paraguayo, llevo a su nación al borde de la devastación. Sus antecesores habían llevado a cabo el mismo plan sin embargo, habían demostrado gran tacto al tratar con los dos colosos que amenazaban sus fronteras. Por medio de una política cauta y el utilizar su vigorosa industria y poderosa maquinaria militar tanto Caría Guazú como Don Carlos  habían tenido éxito en mantener a raya a sus belicosos vecinos. Sin embargo, ellos habían usado el poderío paraguayo como un escudo, como una temible amenaza, utilizándola para infundir miedo más lo habían mantenido intocable. Para mala fortuna de Don Francisco, este permitió que el legendario poder paraguayo fuera puesto a prueba. El último hombre fuerte guaraní subestimo la peligrosa situación a la que estaba llevando a su nación. Confidente de su superioridad militar creyó que obtendría una victoria contundente sobre los brasileños en Montevideo y restablecer a sus aliados “blancos” en el poder. Sin embargo, no solo sus acciones provocaron la intervención de Argentina sino que los “colorados” uruguayos terminaron por declararle la guerra a Paraguay. El peligroso juego por el poder en Rio de la Plata  en el cual Don Francisco Solano, Don Bartolomé Mitre y Don Pedro II buscaron la hegemonía total, terminó por arrastrar a la región a un baño de fuego y sangre y amenazó con borrar a Paraguay del mapa. Con un desenlace tan funesto evitar la guerra no era una opción. La lucha por el poder termino por hacer de Paraguay un paraíso en llamas.              

¿El Imperio Británico el Cuarto Aliado?

Con respecto a si el Imperio Británico orquestó la guerra de la Triple Alianza en contra de Paraguay como los historiadores revisionistas latinoamericanos sostienen, se vuelve la búsqueda de una respuesta evasiva. La investigación emprendida por Leslie Bethel en su obra The Paraguayan War, postula lo siguiente:

“Cito el argumento en el que se presenta que como “estados clientes” y neocolonias, Argentina y Brasil fueron motivados y manipulados por Inglaterra, el “cuarto aliado”, para que emprendieran un guerra en contra de Paraguay. Y de esta manera cumplir el propósito de Inglaterra de socavar y destruir el modelo económico paraguayo autónomo, el cual era una amenaza al avance de su propio modelo capitalista liberal en la región. Más especifico, su objetivo era abrir la última económica cerrada de Latino América a los bienes manufacturados y capitales ingleses y asegurar para Inglaterra, nuevos recursos y materia prima, especialmente algodón. Esta tesis revisionista, arraigada en las preocupaciones de 1960 y 1970, tiene cierta popularidad entre los intelectuales. Desafortunadamente, existe muy poca o nada de evidencia que la soporte”[4].    

La posición de la investigadora se presenta como una defensa interesante y tiene razón al afirmar que no existe suficiente documentación que pruebe la participación del gobierno británico en la guerra que se libró en contra de Paraguay. Sin embargo, ella misma afirma que de manera particular bancos británicos otorgaron a Brasil y Argentina cuantiosas sumas de dinero para cubrir los gastos bélicos. Y aún más importante, fue el armamento británico vendido al imperio brasileño el que fue determinante en la victoria final sobre Paraguay. Por ende, si bien es cierto que es imposible probar que el Imperio Británico ordeno la guerra en contra de Paraguay o por lo menos instigo a que se llevará a cabo, también es innegable que existieron serios intereses británicos involucrados en la guerra que se llevó en contra de Paraguay. Hasta que no se encuentre un comunicado especial por parte del gobierno británico a los de Brasil y Argentina, en los que se sugiera o se ordene un ataque a Paraguay no se puede afirmar que el Imperio Británico fue el “cuarto aliado”. Sin embargo, si se puede confirmar que existieron intereses de particulares ingleses involucrados en la guerra especialmente de bancos y compañías de guerra.  





[1] “La Guerra de Paraguay”, Historia de Iberoamérica Tomo III: Historia Contemporanea, Madrid: Catedra, 1998, p. 310.


[2] Leslie Bethel, The Paraguayan War, Institute of Latin American Studies, Londres, 1996, p.9.


[3] Ibíd.


[4] Leslie Bethel, The Paraguayan War, Institute of Latin American Studies, Londres, 1996, p.11

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