Expresión Libre

martes, 3 de febrero de 2015

Intermitencias simbólicas / Samuel Rodríguez





Somos una ciudad simbólica.

Las ciudades siempre serán simbólicas:

los viejos en la plaza que juegan a no preocuparse;

las 9 palomas que vuelan por encima de casa- que en

realidad deberían ser 10-;

el bebé que acaba de nacer, el presunto bebé que acaba de nacer;

la montaña frente a mi ventana, rasgada por las

retroexcavadoras;

la taza de café, que siempre se enfría, que siempre se acaba;

los "ciudadanos", que religiosamente asisten a sus

trabajos, con una santidad cómica;

el muro oxidado de la frontera, que "Actualiza estados" cada vez con más seguidores, con mas like’s;

las lámparas y botes de basura que nos han regalado: "National city San Diego".

Hay les va una comidita más para la gran comedia humana:

La propia palabra es simbólica.

Este simple mensaje es simbólico.

No me hagan caso, este tipo de expresiones son solo

síntomas de una generación a la que nos falta algo. Siempre habrá algo más profundo que no

entendemos. Nuestros padres aún no lo saben, pero en las madrugadas lo presienten: !Algo va mal con nosotros!

Por mientras, nos alimentamos de esto. De esto que nadie sabe lo que es, pero sabe rico: un nuevo post, una nueva app, un link, una nueva forma simbólica de vivir.

Lo simbólico se nutre de simbolismos.

Digo esto, mientras escucho a un viejo amigo que me dice con ironía: "canta pajarito canta, que todo tu conocimiento esta en tu garganta."

-así lo dice él-

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