Expresión Libre

viernes, 5 de diciembre de 2014

Paraíso en Llamas


La Guerra de Paraguay (1864-1870)
Joel Eliasib López Velasco
Parte VI

El Inicio del Fin

La marea comenzaba a cambiar de dirección para los guaraníes y se aprestaba a golpearlos de manera furiosa. Tras una serie de estrepitosas derrotas y con el orgullo pisoteado, el Imperio de Pedro II volvía a la lucha, buscando la revancha y recuperar su honor. Brasil sería el primero en dar el contragolpe a Paraguay, un contragolpe que marcaría el futuro de la guerra. El 11 de junio tuvo lugar la más importante batalla naval de la guerra, en la cual, la poderosa e invicta flota paraguaya se enfrento a la del imperio brasileño, la batalla de Riachuelo. Esta batalla naval finalmente acabo con la legendaria fama de la flota guaraní cuando la armada carioca le propino una devastadora derrota de tal magnitud que termino por aniquilarla1. Sin su poderosa flota y bloqueada por la armada carioca, Paraguay perdió su potencia ofensiva y era incapaz de mantener sus conquistas. La nación paraguaya no tenía otra opción que retroceder del territorio conquistado y pasar a una posición defensiva. Esta sería la tesitura de la guerra desde finales del año de 1865, un Paraguay sitiado, luchando por contener a sus enemigos fuera de sus fronteras mientras una Triple Alianza iniciaba una demoledora campaña ofensiva. Consciente de que todo el poder de Paraguay, ahora sin el respaldo de su flota, sería insuficiente para vencer toda la potencia de la Triple Alianza, el hombre fuerte guaraní le propuso al comandante de la Alianza, el presidente Mitre, un arreglo de paz el 12 de septiembre de 1866. El general de las fuerzas aliadas le comunicó al presidente Solano que la paz se firmaría si Paraguay aceptaba la culpa total de la guerra, entregaba a Brasil y Argentina los territorios en disputa, permitía el uso

1 Leslie Bethel, The Paraguayan War, Institute of Latin American Studies, Londres, 1996, p.13

libre del río Paraná y pagaba una cuantiosa indemnización a los países afectados: Brasil, Argentina y Uruguay. El presidente de Paraguay acepto los difíciles términos sin embargo existía una clausula más, debía renunciar al gobierno de su nación. Tal como lo esperaba el comandante supremo de la Triple Alianza, el hombre fuerte de Paraguay rechazo tan humillante tratado de paz, especialmente los humillados brasileños que buscaban a toda costa castigar la insolencia paraguaya. Para los comandantes aliados, la guerra en contra de Paraguay no era otra cosa que la guerra de la civilización en contra de la barbarie. Paraguay, en la mentalidad de los brasileños y argentinos, era una tierra de salvajes, barbaros o en el mejor caso semi-civilizados, conformados por una raza degenerada con alta cantidad de sangre india2. Estos barbaros, encabezados por un déspota sanguinario amenazaban con destruir el mundo culto. Para Brasil no existía otra opción que la total derrota de Paraguay, la destrucción de la potencia de Asunción y la muerte de Don Francisco Solano. Ante tan terrible panorama la nación guaraní no tenía otra opción que continuar la guerra y contener a los sitiadores.
El Último Gran Contraataque Guaraní
El 22 de septiembre de 1866, apenas pasados diez días de haber rechazado el humillante tratado de paz, Paraguay logró su última gran victoria en Curupaití, localizado en la región del río Paraná. La victoria guaraní se debió en parte a la bravura de los defensores paraguayos y al exceso de confianza de la Triple Alianza. Confiados en el poder naval brasileño y en las recientes victorias, los aliados decidieron lanzar un ataque frontal a las fuerzas de Paraguay apostadas en Curapaití. La fortaleza guaraní resistió el embate aliado y respondió fieramente la agresión, el fiero cañoneo paraguayo le impuso una devastadora derrota a la Triple Alianza la peor de toda la guerra. El saldo de los caídos de las fuerzas aliadas alcanzaban la escandalosa cantidad de diez mil muertos mientras que los paraguayos
2 Guerra Contra la Triple Alianza.
http://www.youtube.com/watch?v=I8HYJdViFBE

solo perdieron cincuenta hombres3. Tras esta vigorizante victoria, la enfermedad le otorgaría un año de reposo (1866-1867) a la atribulada nación guaraní ya que una epidemia de cólera asolo el ejército de los aliados especialmente a los soldados argentinos y uruguayos. Aunado a esta severa crisis, una fuerte insurrección en Argentina forzó al comandante supremo del ejército aliado Bartolomé Mitre renunciar a su cargo y atender la apremiante situación de su nación. Por el momento, la marcha de la maquinaria de guerra de la Triple Alianza había sido paralizada sin embargo, ya se encontraban dentro del territorio guaraní. Finalmente en el mes de julio de 1867 la asolación de los mitológicos Nosoi4 se alejó del campamento aliado. La Triple Alianza está lista para continuar la guerra con Paraguay y no tiene otro objetivo que la destrucción total del poder de Asunción.
Victoria Sin Tregua
La situación era ya desesperada para los defensores paraguayos, los cuales no podían detener y mucho menos expulsar las fuerzas invasoras de su territorio. Desde la destrucción de su poderosa flota, la guerra había sido devastadora para la nación paraguaya. Sus mejores hombres habían muerto en combate, su arsenal estaba casi agotado y con sus rutas de comercio bloqueadas por la naval brasileña, la una vez floreciente nación guaraní se precipitaba sin freno hacia la destrucción. Paraguay tras seis años de guerra, enfermedad y muerte era un paraíso en llamas. Las fuerzas aliadas cerraban su mortal circulo sobre el corazón y centro neural paraguayo, la ciudad de Asunción. La situación se volvía insostenible para los guaraníes tras casi seis años de guerra, pues mientras Paraguay dependía únicamente de sus recursos, los cuales se extinguían con el pasar de cada día, Brasil y sus aliados recibían un flujo

3 Guerra Contra la Triple Alianza.

4 Según la mitología griega estos eran los espiritus (daimones) de las plagas, enfermedades y mortandad que escaparon de la Caja de Pandora.

incesante de fondos monetarios y armamento, especialmente de compañías inglesas5. El tiempo fue el peor enemigo de Paraguay, poco a poco fue erosionando su poderío militar y vitalidad de combate. La caída de la capital guaraní, Asunción, parecía inevitable. Pese a la heroica defensa de su ciudad, los paraguayos vieron con horror como las fuerzas aliadas tomaban Asunción el primero de enero de 1869. El hombre fuerte de Paraguay, Don Francisco Solano, tras la caída de su capital, se vio obligado a enfrentar al invasor sin un ejército más que el conformado por viejos, mujeres y niños mal equipado y mal alimentado. El dictador se retiro a la región montañosa al noreste de Asunción y desde allí combatió a las fuerzas aliadas, las cuales en su mayoría eran brasileñas. Esto enfureció al nuevo comandante supremo de las fuerzas de ocupación, el Conde d’Eu, el cual envió veinte y un mil soldados con el fin de aplastar la resistencia. En las campañas libradas en contra de los guerrilleros guaraníes perecieron cinco mil de estos. Don Francisco Solano, el hombre fuerte e inconmovible, logró conformar un nuevo ejército y prestó una final resistencia a las fuerzas de ocupación en la que se ha llamado la batalla de Campo Grande. Era triste ver el deprimente estado al que habían caído las fuerzas paraguayas. Pues al iniciar la guerra, contaba con el ejército más poderoso de Sudamérica sin embargo, al momento de la batalla final estaba constituido por niños, mujeres y ancianos mal armados y mal alimentados6. La batalla de Campo Grande como el final de una gran tragedia griega, o una escrita por la pluma de William Shakespeare las fuerzas, enfrentaron heroicamente a las diezmadas huestes paraguayas con las bien equipadas fuerzas aliadas constituidas en su mayoría por las fuerzas del imperio brasileño.
 
                                                              continuará...

5  Leslie Bethel, The Paraguayan War, Institute of Latin American Studies, Londres, 1996, p.7.
6 “La Guerra de Paraguay”, Historia de Iberoamérica Tomo III: Historia Contemporanea, Madrid: Catedra, 1998, p. 309.

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