Expresión Libre

sábado, 5 de noviembre de 2022

El ciego alimentando a sus cuervos / Cesar Corona


Vi desde el monte Twitter el regreso de los 4 jinetes que mencionó

aquella ocasión Juan en la Isla Patmos y que recientemente

menciona Yuval Noah Harari en su obra Homo Deus. Son estos

mismos los que diezman la humanidad de tiempo en tiempo.

Se acercan. Los cascos de estos caballos hacen vibrar la tierra.

Se asoman en distintas localidades, pareciera ser que miden

algún tipo de conducta humana.

Se escuchan guerras y rumores de guerras, pestes (coronavirus-19,

viruela de mono), hambre (escasez de comida e inflación),

muertes. Cuanto más veía sabía que los tiempos se alineaban a

lo dicho por Emmanuel en Mateo veinticuatro seis al ocho.

Vi reagrupándose de nuevo la manada del pálido, blanco, negro y rojo.


Los cuervos comienzan a congregarse de los cuatro puntos

cardinales para volar detrás de estos cuatro paladines para un

prolongado festín de todo lo hollado. No queda nada que respire

a su paso. Los corazones desfallecen ante lo inevitable.

La luz es turbia, las antorchas se obscurecen y los días son cada

vez más largos.

Vi al octavo profeta menor levita cantor Habacuc uno dos al

cuatro fuera del templo clamando voz a cuello a YHWH

“¿Hasta cuándo debo pedir ayuda, oh SEÑOR? ¡Pero tú no

escuchas! «¡Hay violencia por todas partes!», clamo, pero tú no

vienes a salvar. ¿Tendré siempre que ver estas maldades? ¿Por

qué debo mirar tanta miseria? Dondequiera que mire, veo

destrucción y violencia. Estoy rodeado de gente que le encanta

discutir y pelear. La ley se ha estancado y no hay justicia en los

tribunales. Los perversos suman más que los justos, de manera

que la justicia se ha corrompido.”

Su voz tuvo un tono tan grave que fuese como sí las ondas sonoras

se deshidrataran y se desprendiesen en pequeñas partículas

aparentemente desordenadas conformando una nube que cada

vez que los cuatro paladines se daban cita, esta nube aparecía

a un estadio previo a su llegada. La nube recogía este mismo

clamor de las personas a su paso.

Vi al profeta mayor Isaías cuatro uno, desde el pasado en

babilonia diciendo; “En aquel día quedarán tan pocos hombres

que siete mujeres pelearán por uno solo y le dirán: ¡Deja que

todas nos casemos contigo! Nos ocuparemos de nuestra propia

comida y ropa. Solo déjanos tomar tu apellido, para que no se

burlen de nosotras diciendo que somos solteronas”.

Su voz tenía tal eco que conforme pasaba el tiempo más se vigorizaba.


En el monte Twitter esto resonaba fuerte e incomodaba a toda la

población. Ofendía a chicos y grandes. Todos vociferaban dando

grandes voces escritas en sus afilados caracteres preparándose

para una gran hoguera digital.

Vi al profeta menor Amós, productor de higos en Tecoa al límite

del desierto de Judá gritando con urgencia “Buscadme y Viviréis”.

Más adelante volví a ver al profeta mayor Isaías que recibía

palabra y era está: “Olvida todo eso; no es nada comparado

con lo que voy a hacer. Pues estoy a punto de hacer algo nuevo.

¡Mira, ya he comenzado! ¿No lo ves? Haré un camino a través del

desierto; crearé ríos en la tierra árida y baldía.”

Y eso daba esperanza.


Había un lugar donde los paladines no podían entrar, ni ninguna

de sus hueste que pudiera afligir a las personas. Ni los cuervos

eran bienvenidos.

En este lugar había un santuario del cual salían aguas que fluían

por toda la tierra. Este río con sus aguas sanaban toda la tierra

que tocaban a su paso y desembocaba en el océano, esté también

era aliviado y con presteza era llenado de toda criatura marina.

En este lugar se formará un reino expansivo donde habrá

justicia. No habrá ni socialistas ni capitalistas. No volverá haber

injusticias como las que suceden en el Sonora Grill. El agua

no escaseará como en Monterrey. Será un reino soberano como

Jalisco pero sin crimen organizado.

Vi entonces que los cuervos no tenían más comida y estos caían

como moscas al rocío de vinagre blanco puro. No vi otra manera

más que hacerlos vegetarianos y libres de gluten. Al poco tiempo

se hicieron albinos y quedaron ciegos. Desarrollaron un oído

agudo y comenzaron a ser guiados por una mariposa monarca

que la dejó atrás su enjambre y está se equivocó de santuario. Los

cuervos aprendieron a tener dominio propio, eran tan amables y

afables que no chocaban unos con otros.

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