Las élites políticas de Jalisco durante la intervención y el Segundo Imperio
Capítulo III
Jalisco, un estado en el ojo del huracán
Desde el inicio de la vida independiente de México, el recién conformado estado de Jalisco había participado activamente en la política y proyectos nacionales; durante el siglo XIX numerosos políticos jaliscienses destacaron a nivel estatal y nacional, asimismo Jalisco ocupó un papel relevante por medio de sus políticos durante el movimiento de reforma liderado por Benito Juárez, y tras el conflicto desatado por dicho movimiento, sería en Jalisco donde se desarrollarían muchas de las batallas de esta guerra . En el centro de este ambiente se encontraba Guadalajara, capital de la Nueva Galicia y posteriormente del estado de Jalisco; fue esta ciudad el epicentro de toda la política de Jalisco y por consiguiente el lugar de mayor actividad política.
Sin embargo a consecuencia de ello la capital también tuvo que sufrir situaciones difíciles debido a los múltiples sitios y enfrentamientos a los que fue sometida por parte de los dos bandos beligerantes durante la guerra de reforma. No obstante, al mismo tiempo que se llevaba a cabo la guerra, los políticos jaliscienses mantuvieron su lucha defendiendo su ideología mediante la pluma o la espada, posteriormente tras el triunfo de Juárez, personajes como Pedro Ogazón, Ignacio L. Vallarta, entre otros, consiguieron no sólo el renombre propiciado por la victoria, sino que tomaron las riendas del gobierno Jalisciense en sus manos, después de haber sido disputada en numerosas ocasiones por ambos bandos.
En general, la gubernatura de los liberales vencedores se vio obstaculizada por diversos factores tales como: la falta de recursos monetarios que obligaron al gobierno a ejecutar préstamos forzosos, la actividad de gavillas y tropas rebeldes en el estado aumentaron la inseguridad, siendo las tropas de Manuel Lozada las que más problemas dieron al nuevo gobierno , y finalmente el gobierno tuvo que suspender sus reformas y enfocar sus recursos en preparar fuerzas para defender nuevamente el estado frente a un nuevo enemigo; pues, la difícil situación económica del país propició un conflicto con España, Inglaterra y Francia, concluyendo con la invasión de fuerzas francesas a territorio mexicano.
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