UN SOUNDTRACK SOBRE LOS EFECTOS DEL LENGUAJE / Samuel Rodríguez

—Impulsos creativos, creativos impulsos, im-crea pulsos, imputivos creatisos— algo está mal en mis códigos. Mientras veo una película de un matemático, escruto un libro que me dice como plantear una hipótesis y me revuelve y no le creo y me invento variables inconexas (escribo, atisbo, respiro, presisto) y me preocupo por integrar la sístole y derivar la diástole a las palabras, formando armaduras poéticas que se enlazan con tornillos veloces y les doy vuelta a las palabras y las torturo con mi pluma ardiente y me gritan y me dicen que no las desordene, que así es el lenguaje, que nada voy a ganar con esto, que es torpe tratar de desfigurar el lenguaje, que es peligroso, que el destino de los malditos es la esquizofrenia, la locura, el suicidio y no les hago caso y hasta escribo “impulsos creativos” con números, con signos, con manchas, con saliva y con todo lo que aglutine la materia y me revuelvo y me canso y me detengo y tiemblo y mi codo también tiembla y mi razón desiste—siempre desiste— y los impulsos terminan—siempre terminan—cuando recibo una llamada de una mujer, una mujer que dice que me ama pero no me entiende, ni yo la entiendo, hasta que los dos decimos la palabra “Hola”, de la misma manera que hace 25 años dije la palabra “Hola” sin saber porque, pero me entiendo y ella me entiende y todos nos entendemos y las palabras se burlan—siempre se burlan—de este lenguaje heredado,
de este l               e al que no me acostumbro.
              e          j
                 n    a
                   g u