Expresión Libre

lunes, 4 de agosto de 2014

Ayer


Juan Amador Gaya

El sol quedó sin balcón,
no estás ya en mi casa.
Nadie sabe lo que tiene
sólo cuando te has librado.
Ya no te veo
beber en el salón, 
hurgar mi billetera,
roncar al medio día,
vivir después de las doce.

Escuchar la nada, sólo aire 
que te encerró entre paredes.
Silencio, esa flor que susurra. 
Intuyo esos signos de tu palabra no escrita.
Retiñen los brazos del atardecer,
encenderé lámparas,
la puerta mirará por última vez 
antes de forjarse en cerradura.

Al cenar:
una copa,
poco queso, ruido diluido,
oídos mansos.

A las sombras les falta brillo,
inquietud, fatiga,
trajín  perpetuo.
Desmesurado soneto de vida,
raíces gruesas en los surcos
de mis sabanas. 
Al despertar: 
astillas afligen mis carnes,
el corazón alza su plegaria,
mi alma goza de gélida tempestad,
tempestad sutil,
gentil en la mayoría de ocasiones.
¿Gané?
¿Perdí?
Solo despertaré, eso fue ayer.

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