Expresión Libre

lunes, 4 de agosto de 2014

Paraíso de Llamas

La Guerra de Paraguay (1864-1870)
 

Joel Eliasib López Velasco
Parte II

El Caraí Guazú o Gran Señor, como lo llamaba con cariño el pueblo paraguayo, sostuvo que la integridad de Paraguay estaba amenazada por dos temibles enemigos el externo y el interno. Este último aseguro el eran las antiguas familias españolas de la clase dominante por esta razón se dio a la tarea de aplastar su poder y someterlas a su voluntad. El enemigo externo era el gobierno de Buenos Aires, el cual seguía considerando a Paraguay como una provincia rebelde que debería ser obligada a volver a la jurisdicción argentina. El presidente de Francia busco contrarrestar la amenaza argentina al buscar estrechar lazos de amistad con el otro gigante de la región, Brasil. Estando consiente de la debilidad en esos momentos de su nación, Caraí Guazú optó por no abrir las puertas de Paraguay al contacto comercial a todas las naciones. En especial temía alguna maquinación de reconquista argentina si se les permitía a los bonairenses infiltrarse en su territorio. En esos precarios momentos, el aislamiento era para De Francia la mejor opción que tenía Paraguay mientras se fortalecía. Naturalmente siendo Caraí Guazú un hombre entendido de los asuntos diplomáticos y económicos sabía que para crear un Paraguay fuerte no podía aislarle totalmente del mundo exterior. Por esta razón ideo un sistema de comercio de exportación e importación muy redituable para la nación paraguaya, pero minuciosamente supervisado por medio de aduanas y una policía secreta, con Brasil y Argentina. Estas dos naciones eran su puerta al mundo exterior, especialmente Europa y a través de estas recibía los recursos necesarios para forjar una nación prospera y fuerte, especialmente armamento moderno. Tras veintiséis años de gobierno, el ilustrado dictador logro convertir un suspiro elusivo llamado Paraguay, en una consolidada realidad. En la región ahora se consolidaban tres naciones, tres culturas, tres mundos muy distintos uno del otro, uno portugués, uno hispano y uno guaraní; todos buscando obtener la hegemonía sobre los demás. Esta realidad crearía una situación precaria y muy propensa a que se escalara a una inevitable colisión armada.

Tras la muerte de Caraí Guazú en 1840, la situación para la joven nación guaraní era difícil, su existencia no estaba garantizada y las potencias argentinas y brasileñas merodeaban en la frontera buscando la oportunidad perfecta para hacerse de territorio paraguayo. Durante un año la Junta Nacional trató de legitimar su poder pero demostró ser incapaz de gobernar Paraguay, su ineptitud estuvo a punto de derribar todo el trabajo del Gran Señor, De Francia. Solo hasta 1844 surgiría un nuevo hombre fuerte capaz de tomar las riendas de la nación guaraní y encaminarla hacía las vías del progreso y fortalecimiento, Carlos Antonio López. Embestido con el título de Presidente de la Republica de Paraguay, Don Carlos en realidad se convirtió en el gobernante absoluto e indiscutible de la nación guaraní. Al igual que De Francia, López era un hombre instruido y de los hombres más educados de Paraguay. Don Carlos al igual que su antecesor fueron dos hombres extraordinarios que reunieron las dos características en su persona del perfil del "Principe" de Niccolo Maquiaveli: astucia y fuerza, el zorro y el león . Ambos hombres reunieron las dos propiedades necesarias para construir y gobernar una nación: una mente ilustrada capaz de dominar el arte de la diplomacia, entendida ante la realpolitik o política de la realidad y con una fuerza capaz de doblegar a sus rivales a su voluntad por el bien de su nación. Si bien no se pretende favorecer la idea de que un dictador tome en sus propias manos el destino de una nación y abuse de su posición para lograr sus propósitos, al analizar la situación tan precaria de Paraguay y la ineptitud de un gobierno "representativo" la única salida que tenía la nación para sobrevivir eran estos "príncipes maquiavélicos". De esta manera, encontramos a un nuevo hombre fuerte que se vuelve aparentemente en la única solución para la precaria situación paraguaya. Sus acciones repercutirían fuertemente no solo en los asuntos internos de la nación guaraní sino también en la relación con sus vecinos argentinos y brasileños. Con respecto a su sistema de gobierno, este siguió los principios de su antecesor aunque relajo algunas políticas haciéndolas menos drásticas especialmente en su política de apertura a la entrada de extranjeros. De Francia temía que permitir la entrada al país de inmigrantes especialmente brasileños y argentinos facilitaría a ambas potencias a inmiscuirse en los asuntos paraguayos y por lo tanto poner en jaque la seguridad nacional. Don Carlos compartía el mismo recelo hacía las potencias vecinas que el Caraí Guazú, también creía que la única forma en la que Paraguay alcanzaría la modernización y prosperidad era permitiendo la entrada de hombres extranjeros preparados tales como médicos e ingenieros. Por esta razón, las severas leyes reguladoras de inmigración impuestas por de Francia fueron relajadas. Además de su interés por el progreso y autosuficiencia de su nación, El Excelentísimo, como fue llamado don Carlos por el pueblo paraguayo, siempre mantuvo como prioridad la seguridad y supervivencia del país. Sabiendo que el comercio era una fuente vital de prosperidad para Paraguay, el presidente López lo desarrollo y optimizo reduciendo la severidad de las aduanas impuestas por de Francia. El intercambio con las potencias europeas hizo de Paraguay una formidable potencia económica y fortaleció su armamento, consolidándola como una de las potencias militares sudamericanas. La cuestión de las relaciones diplomáticas con sus vecinos se volvieron un asunto de prioridad máxima para El Excelentísimo. Su recelo ante los dos colosos que lo rodeaban provocó que mantuviera una posición defensiva ante cada movimiento que realizaban sus vecinos. Don Carlos temía tanto a Las Provincias Unidas de Río de la Plata (Argentina) como al Imperio de Brasil por la inmensidad de su territorio, aparentemente ilimitados recursos, por la vastedad de su población y porque ambos tenían gobiernos poderosos. Sin embargo, la mayor amenaza presentada por ambos a la seguridad de Paraguay eran sus claros movimientos expansionistas. Brasil había dejado claro su política de expansión con respecto al territorio uruguayo y Argentina se movilizaba en la frontera sur de Paraguay. Sin embargo, cabe preguntar ¿habían pruebas fidedignas que justificaran el temor de Paraguay de sentirse amenazado tanto por Argentina como por Brasil? ¿Alguno de los dos países había mostrado una política adversa hacia Paraguay durante el gobierno de El Excelentísimo? La respuesta lamentablemente es si. Ambas naciones se habían mostrado reacias a reconocer la independencia paraguaya , especialmente Las Provincias Unidas de Rio de la Plata, la cual aun consideraba a Paraguay como una provincia rebelde. Sin embargo, la prueba más significativa de la amenaza argentina y brasileña a la soberanía y aun supervivencia guaraní fueron sus concesiones sobre territorio paraguayo. Brasil reclamaba como suyo el territorio de Mato Grosso una región localizada en el noroeste de Paraguay . Mato Grosso era rico en bosques de yerba mate, recurso muy bien remunerado en el mercado mundial. Argentina por otro lado reclamaba la región de Misiones , en la cual abundaban los bosques de quebracho, arboles que servían para la extracción de tanino. Para ser honestos, como antes se había apuntado Argentina reclamaba todo el territorio paraguayo como propio pues desde 1813 no había reconocido la independencia de los guaraníes. Además de las reclamaciones territoriales brasileñas y argentinas, Paraguay tenía severas fricciones con ambas naciones en lo que respecta al libre tránsito por los ríos Paraguay-Paraná esta sin duda era un tema de vital urgencia para los guaraníes, ya que de esto dependía su acceso al mercado tanto regional como internacional. Si Argentina o Brasil bloqueaban el acceso de esta arteria pluvial a Paraguay, quedaría totalmente aislado del comercio internacional y por ende amenazaría con colapsar su economía. El Excelentísimo no podía arriesgarse a que en cualquier momento sus vecinos lo dejaran totalmente aislado, por esta razón se dispuso a preparar un plan de defensa. Sin embargo fue la política intervencionista e imperialista brasileña con respecto al pequeño Uruguay que impulsó a Don Carlos Antonio López el incrementar su poder militar al importar armamento ingles moderno e invitando a técnicos británicos al país para que les enseñaran a utilizar el nuevo equipo bélico y las más innovadoras técnicas y estrategias de combate . Al momento de la muerte del segundo dictador paraguayo en el año de 1962, la relación de Paraguay con sus vecinos estaba alcanzando un punto insostenible, el estallido de una guerra era inminente.
Continuará....


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